El cuadro del muralista del movimiento Pablo Siquier en el despacho del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, se reflejaba sobre la mesa mezclándose con su cara durante el reportaje largo que publica hoy este diario. Reflejo también del movimiento que está sucediendo en la economía. Movimiento con una dirección ascendente para algunos y descendente para muchos otros, que de alguna forma se expresará en las elecciones del próximo domingo.
También representa el deseo de cambio del ministro porque, por primera vez, se cambiaron los cuadros de ese despacho, por el que pasaron Lavagna, Cavallo, Sourrouille, Martínez de Hoz, Aldo Ferrer o Alsogaray, entre tantos otros. Hijo de padres arquitectos y coleccionistas de arte, Dujovne solicitó que el Fondo de las Artes enviara a préstamo distintas obras.
En el reportaje, el lector podrá comprobar cómo todos los ministros de Economía, y éste ahora de Hacienda, explican que se hace todo bien. Pero a cada información positiva o prometedora de Dujovne, muchos argentinos tienen para demostrar en su propia vida cotidiana consecuencias de lo contrario. ¿Cuál es la verdad?
La verdad no es lo uno sino lo múltiple. No sucede sólo una cosa en cada momento sino varias simultáneamente.
No hay una sola verdad, nuestra actual economía es un buen ejemplo de “verdades alternativas”, parafraseando a Kellyanne Conway, la consejera del presidente Trump, quien defendió las particulares visiones del actual gobierno norteamericano calificándolas de hechos alternativos (alternative facts).
“Régimen” de la verdad. Para Nietzsche, “no hay hechos, hay interpretaciones”. No sucede una sola cosa en cada momento sino varias, y cierto periodismo o un ministro pueden elegir contar unos hechos verdaderos y la oposición otros, sin faltar a la verdad aunque se contradigan. La verdad no es lo uno sino lo múltiple. Para Hegel, “la verdad (única) es el delirio báquico en el que cada miembro se entrega a la embriaguez”.
Podría decirse que una concepción verticalista de la verdad como se escucha en los programas de Navarro en C5N y Radio 10, o bastante a menudo desde los medios tradicionales, busca sujetar al sujeto en su verdad.
En Verdad y poder, Foucault sostuvo que “la verdad es una conquista de la voluntad del poder”. Que “cada sociedad tiene su régimen de verdad, su política general de la verdad: es decir, los tipos de discurso que ella acoge y hace funcionar como verdaderos; los mecanismos y las instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos o falsos, la manera de sancionar unos y otros; las técnicas y los procedimientos que son valorizados para la obtención de la verdad; el estatuto de aquellos encargados de decir qué es lo que funciona como verdadero”. Entendiendo como verdad al conjunto de “procedimientos reglamentados por la producción, la ley, la puesta en circulación y el funcionamiento de los enunciados”. En el caso de los ministros, ese procedimiento reglamentado son las estadísticas y las representaciones matemáticas.
La verdad está ligada circularmente a los sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a los efectos de poder que induce y que la acompañan; los medios de comunicación, entre ellos: cuando C5N muestra el florecimiento del trueque como en la crisis de 2002 pero ahora cambiando ropa usada por comida, no está mintiendo. Tampoco miente Dujovne cuando detalla la lista de lo que está mejor.
Grieta. Al terminar el reportaje, le pedí a Dujovne salir al balcón de su oficina. Enfrente teníamos la Casa Rosada y le pregunté si cuando la mira desde su escritorio no le teme a la idea de un Macri yéndose en helicóptero al estilo de De la Rúa, como azuza la oposición. Su gesto de incomodidad se puede ver junto con su respuesta en el video.
Pero hay que reconocer la cordialidad de Dujovne que, habiendo sido columnista de medios, aceptó prestarse a todos los requerimientos, como mostrar el baño donde Felisa Miceli dejaba las bolsas con dinero, registrado también en otro video.
Como parte de esta serie de reportajes a fondo durante el proceso electoral 2017, hay en todos un bonus track en video para su versión web. El video del reportaje del domingo pasado, donde Alejandra Gils Carbó mostraba su casa, mereció tantos comentarios insultantes que terminó siendo otro buen síntoma de hasta dónde la polarización está afectando a nuestros lectores.
Los bonus track en video para la versión web de estos reportajes incomodan a mentes muy estructuradas
En compensación, después del reportaje a la procuradora también recibí mails de distintos fiscales, algunos confirmando los dichos de Gils Carbó sobre los traslados de fiscales y aclarando que no eran de Justicia Legítima, y otros explicando exactamente lo contrario. ¿Mienten algunos fiscales o dicen todos la verdad?
Estos reportajes tendrán como propósito desafiar a cierto grupo de lectores, incomodándolos al sacarlos de su zona de confort, donde el mundo se divide entre buenos totalmente buenos y malos totalmente malos. Pero sin abdicar de la búsqueda de la verdad como equilibrio entre esas diferentes verdades.
En su Historia conjetural del periodismo, Horacio González escribió: “La filosofía de las décadas recientes vino a refutar la suposición de que el periodismo sería el disciplinado registro de lo que los hombres por imprudencia o cariño llaman realidad”. Y criticó el “pensar los acontecimientos despojados de todo predicado como si una única cosa estuviera ocurriendo siempre debajo de nuestras narices”. Suceden varias, es verdad, y el buen periodismo consiste en reflejarlas –todas– con el mayor grado de honestidad. González también cita la noción de Ludwig Wittgenstein sobre lo que es un “hecho” como aquello que existe (sólo) cuando hay disposición a percibirlo. PERFIL trata de percibir las múltiples acciones que se producen simultáneamente para poder mostrarles a sus lectores la multiplicidad de hechos y verdades.