La sobria construcción, de estilo Renacimento italiano, se encuentra frente a la Plaza Libertad, muy cerca de los Tribunales porteños. El arquitecto Giuseppe Piermarini comenzó su construcción en 1776, en el área donde antes de hallaba la Iglesia Santa María del Colón, así llamada porque fue hecha erigir en el siglo XIV por la reina Beatriz de Colón, esposa de Bernabé Visconti.
Su interior presenta algunas brillantes soluciones técnicas, como la forma de herradura copiada del Teatro Argentina de Roma, y la bóveda acústica (hecha en madera ligeramente curva, absolutamente privada de decoraciones). La decoración actual se remonta a 1830. La inauguración del Teatro tuvo lugar el 3 agosto de 1778 con la ópera Europa Riconosciuta de Antonio Salieri. En sus siglos de vida el Teatro Colón se ha vuelto el sitio sacro de la lírica, habiendo hospedado estrenos de Rossini, Verdi, Bellini, Donizetti, Puccini, Mascagni y Boito.
En 1912 el maestro Toscanini tuvo a su cargo la dirección de toda la temporada del Teatro Colón. Entre los músicos elegidos que vinieron con él de Europa estaba su amigo Arturo Capredoni. En un ensayo, Capredoni tocó el clarinete bajo en el momento equivocado. Toscanini lo recriminó de un modo bastante grosero, y Capedroni le respondió: “Me equivoqué, lo siento; no es la muerte de nadie”. Pero Toscanini, lejos de calmarse, le dijo: “Estás borracho, retírate inmediatamente”. Capredoni, desafiante, replicó: “El tiempo de Nerón se acabó. Nerón está muerto; vete tú, soy mucho mejor yo tocando el clarinete bajo que tú dirigiendo”. Toscanini se retiró del podio y amenazó a las autoridades del Teatro: “O se va Capredoni, o me voy yo”. Pero en Buenos Aires no había nadie que supiera tocar el clarinete bajo como Capredoni, de modo que las autoridades le pidieron encarecidamente al maestro que reviera su decisión. Toscanini, hombre benévolo, decidió continuar los ensayos, pero delante de todos los músicos de la orquesta le dijo a Capredoni: “Te perdono”. Capredoni, ofendido, le respondió: “Ahora, el que no te perdona soy yo; ¡adiós!”, y se retiró. Las autoridades, una vez más, tuvieron que interceder. Consiguieron que el clarinete bajo se incorporara a la orquesta. Mientras tanto, los demás integrantes, apoyando a Capredoni, comenzaron a confabular contra Toscanini. Al observar esta disparidad, Capredoni dijo: “Músicos argentinos: por ustedes voy a tocar, porque son verdaderos soldados de Garibaldi, no como mis colegas europeos, que son soldados de nadie”, en clara alusión a Toscanini, gran admirador de Giuseppe Garibaldi.
Destruido por los bombardeos de la última guerra y fielmente reconstruido, el Teatro Colón tuvo una segunda inauguración en 1946, con la ópera rossiniana La Gazza Ladra, dirigida por Toscanini. Pero sin Capredoni.