COLUMNISTAS
FIN DE CICLO

Vice game over

Por Alfredo Leuco. La decadencia de Boudou es símbolo del cierre del mandato. Y de cómo es la impostación K.

BLUES Amado Boudou
| Pablo Temes

Llamado a la solidaridad de nuestros oyentes: si alguien conoce el paradero del vicepresidente Amado Boudou, que por favor dé aviso a la comisaría más cercana. La última vez fue visto en un recital de la Mancha de Rolando, vestía una remera de Cristina Capitana, un jean gastado, campera de cuero y se movilizaba a bordo de una Harley Davidson de papeles tan flojos como sus documentos. Señas particulares: rubio decontracté, cara dura y mano larga. Domicilio: Médano Sur 678”. La ironía que expuse en radio Mitre tenía como objetivo desdramatizar la gravedad de la situación ya que se cumplen dos semanas de un país descabezado donde nadie vio ni a la Presidenta ni al vice. Es una situación insólita dentro de tantas otras a las que nos tiene acostumbrados un infantilismo que sobreactúa progresismo porque alardea de lo que carece.

Dos asesinos de paseo a Tecnópolis con todos los gastos pagos por el pueblo de Chubut. Poder casi absoluto para el general César Milani. Violación de la ley por parte de la Presidenta, que no presenta ni los balances de sus sociedades comerciales vinculadas a Lázaro Báez, el empleado y no el testaferro del matrimonio, según Eduardo Arnold, quien fuera vicegobernador de Néstor. O el cura Juan Carlos Molina que no tiene cura para la droga cuando propone legalizar todo lo que se consume y cincuenta días después dice ante el Papa “yo nunca propuse eso”, como si no mentir o dar falsos testimonio no fuera uno de los diez mandamientos.

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Pero eso no es todo: después de 11 años casi con la suma del poder público y con cataratas de dinero a su disposición, el Gobierno, a través del Cuervo Larroque, plantea declarar el día de los valores villeros por virtudes que son inherentes a la condición humana y no a un sector. Mientras tanto, la situación de marginalidad extrema (y la población villera que padece esa exclusión) se multiplica gracias a la mala praxis de Axel Kicillof que habla en contra de los buitres y finge nacionalismo popular mientras entrega la industria del cable a la española Telefónica y Vaca Muerta a la norteamericana Chevron con cláusulas secretas y emite bonos con seguro de cambio al más puro estilo Martínez de Hoz.

De todos modos, nada supera el símbolo Amado que viene perdiendo amigos en el Gobierno y que acaba de perder los favores de su pareja de cinco años, Agustina Kämpfer. Amado, el otrora cancherito de Estado que se llevaba todo por delante, hoy no se permite (o no le permiten) siquiera aparecer en público. Es un dato de la decadencia del oficialismo. De su parábola descendente hacia 2015 cuando deba abandonar el poder. Con la nefasta música de más de un 40% de la peor inflación de todas, que es la que va acompañada de recesión.

Amado es un muchacho que recorrió un largo camino. Varios ministros ni le dirigen la palabra. Pero la culpa no la tiene el chancho. Todos desconfían del casting con el que Cristina eligió a varios de los hombres más importantes. Ni Boudou como compañero de fórmula y futuro delfín, ni Axel Kicillof que cumple un año destruyendo el modelo productivo ni Martín Insaurralde fueron aciertos de la Presidenta. No consultó a nadie y se equivocó con todos.

Muchos le recriminan eso, aunque no se atrevan a decírselo en la cara. Kicillof no tiene un solo indicador positivo para exhibir desde que se hizo cargo. Insaurralde ahora es tirado a la basura por la propia Cristina que le ordena a C5678N que lo embarre y lo muestre pelilargo en su primer casamiento al lado de Menem o frívolo en el festejo mientras Lomas de Zamora sufría la inundación.

No se salva ni su mano derecha. Juanchi Zabaleta está investigado por enriquecimiento ilícito. Acusaron al secretario administrativo del Senado de no declarar dos automóviles y un departamento en Puerto Madero, el lugar en el mundo del cristinismo.

Boudou ya está game over. Es un muerto político que no dejó delito por cometer. El más burdo y que demuestra la impunidad que sentía es el del robo a los formoseños de 7,2 millones para que The Old Fund asesorara a Gildo Insfrán para refinanciar la deuda provincial. Otro, vergonzoso, tiene que ver con casas populares nunca construidas ni reclamadas pese a que los fondos de Julio De Vido llegaron al Municipio de la Costa. El resto son los más conocidos. La intención de apropiarse de la fábrica de billetes Ciccone, su falsedad ideológica a la hora de inscribir sus autos y motos y a la hora de sobreactuar chavismo para equilibrar su formación en la ortodoxia neoliberal del CEMA y Alsogaray.

Hay derrumbe del relato. Agustina, la otrora segunda dama, no se puso colorada cuando dijo que “la política es como un hijo al que hay que darle todo” y reconoció que estuvo “en las malas, que fueron muy malas de verdad”. El amor se terminó, pero las causas judiciales siguen. Ella deberá dar explicaciones al juez Ariel Lijo que la investiga por enriquecimiento ilícito y al juez Julián Ercolini por ese robo sospechoso que sufrió en su auto estacionado a la hora en que Argentina jugaba la final del mundial de fútbol. ¿Quién no saca a pasear dos notebooks y hasta un disco rígido y lo deja en el asiento de atrás del auto? ¿Se acuerdan cuando Cristina la hizo subir al escenario del triunfo electoral? ¿O cuando ella tuiteó contra los periodistas que “ya no saben qué hacer para convertirme en la ex despechada que necesitan que sea”? Lo de ex se confirmó. Fue un anticipo del periodismo de la editorial Perfil. Lo de despechada lleva su tiempo. Nada es para siempre, canta Fabiana.

Lo cierto es que Amado se transformó en un emblema tanguero de un final de gobierno y de un final de carrera. ¿Terminará preso?, es la pregunta habitual en los pasillos del justicialismo, donde nadie está dispuesto a darle una mano. El mismo que se burlaba de los periodistas, a los que comparaba con los colaboracionistas nazis, o el que se dio el lujo de expulsar del poder a un auténtico camporista como Esteban Righi, hoy siente que están secas las pilas de todos los timbres que aprieta. Como dijo Discépolo con sabiduría: “La indiferencia del mundo/ que es sordo y es mudo/ recién sentirás”.