Entretenidos todos con las tensiones del peronismo bonaerense, se posa una mirada contemplativa o sin foco en la campaña del oficialismo provincial. Menos visible, también allí hay mar de fondo.
Está claro que hay una decisión política de que el peso preelectoral caiga no en los candidatos, sino en María Eugenia Vidal, la dirigente con mejor imagen de la Provincia y del país. Los sondeos que maneja por estos días Cambiemos reflejan ese peso de la figura de la gobernadora en la intención de voto para las legislativas.
Montados en esa seguridad, los estrategas electorales del PRO subestiman el rol de los candidatos bonaerenses: la gran electora es Vidal. Eso relaja las lógicas rispideces de cualquier selección de candidaturas, sobre todo si no atravesarán las primarias, como ya lo decidieron. Pero, al mismo tiempo, tornan difusas a esas figuras que deberán aparecer en las boletas de todos los cuartos oscuros provinciales.
Ahí está el caso de Esteban Bullrich. Hasta hace unos meses se resistía a dejar el Ministerio de Educación. Cuando Macri lo indujo, intentó caminar con independencia de Vidal, lo que le hizo ganar pocas pero contundentes reprimendas de la mandataria, como ya lo contó PERFIL en la pluma de Ezequiel Spillman. La candidatura de Bullrich está desde entonces en una suerte de freezer, como admitió esta semana un funcionario provincial muy influyente. Puede que se lo descongele. O no.
Facundo Manes es otra indefinición. A Vidal le gustaría que fuera candidato y a él también. Sin embargo, el neurólogo choca con innumerables compromisos profesionales y académicos en la Argentina y el mundo que tendría que postergar si debe meterse de lleno en la campaña. Ya lo está probando con la habitual recaudación de su fundación Ineco.
Son dos ejemplos, no los únicos. Las alertas por estas indefiniciones se disparan, además, porque los mismos que valoran positivamente a Vidal por su liderazgo, su honestidad y su coraje, al mismo tiempo la perciben sola. Y no estamos hablando del amor, sino de equipos de trabajo.
Por eso, su grupo de colaboradores más cercano (Salvai, Suárez, Ritondo y Lacunza, entre otros) evalúa levantar el perfil. Varios de ellos creen que la elección de los candidatos contribuirá a apuntalar el liderazgo de Vidal y a despejar la sombra de la soledad política que surge de los estudios cualitativos. Las apariciones con Macri, que se multiplicarán, parece que no alcanzan.