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CóRDOBA
TRAS EL CLAMOR DE UNA MADRE

A seis años de la denuncia elevan a juicio una causa por abuso sexual

Fue investigada por la fiscal, Alicia Chirino. El viernes, el juez de Control Díaz Reyna confirmó que deben ser juzgados dos hombres, uno de los cuales era padrastro de la víctima

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DEMORA. Desde hace seis años la víctima y su madre esperan que se haga Justicia. Tan solo el informe de la Cámara Gesell insumió un año hasta llegar a la Fiscalía. | Cedoc Perfil

Los delitos contra la integridad sexual no son fáciles de investigar. Pero más difícil para las víctimas es sobrellevar una experiencia de esta naturaleza. Saber que el victimario es investigado y se hace justicia a tiempo puede ayudar a recuperar algo de la confianza que se pierde con la vulneración de la intimidad.

Esa es la razón por la cual Gisela, una mujer de 40 años, decidió hacer público su reclamo.

El 14 de junio de 2014 presentó una denuncia judicial. Señaló que su pareja, Nelson Barrera, abusaba de su hija, quien padece de parálisis cerebral, hipoacusia conductiva y neurosensorial. Los hechos se habrían producido durante dos años, desde que ella tenía 15.

En la instrucción de la causa también fue imputado el hermano de Barrera por el mismo delito.

Uno de los momentos claves fue cuando Gisela estuvo internada a raíz de una trombosis. Sus hermanos le contaron lo que habría sucedido entre las paredes de su casa. Incluso otro de sus tres hijos, también menor de edad en ese entonces, le dijo que había sido testigo de un hecho de abuso hacia su hermana.

La víctima relató con detalles los hechos a la Justicia. El informe de la Cámara Gesell tardó un año en llegar a la Fiscalía. También testimoniaron otros integrantes de la familia.

El 24 de mayo de 2019, casi cinco años más tarde de la denuncia, la fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual, Alicia Chirino, elevó a juicio a los hermanos Nelson Sebastián y Darío Fernando Barrera por los delitos de abuso sexual con acceso carnal reiterado agravado por el resultado de grave daño a la salud mental de la víctima. En el caso del expadrastro, también sumó el agravante de su condición de guardador.

La defensa de ambos apeló y el Juzgado de Control N°3, a cargo de Esteban Díaz Reyna, confirmó la elevación a juicio. Sucedió el viernes pasado, después de que Gisela decidiera reclamar por los medios de comunicación la demora en obtener una respuesta.

Los imputados nunca estuvieron detenidos. Según relató a este medio la madre de la víctima, la magistrada llegó a la conclusión de que no había riesgo procesal. Sin embargo, la mujer cuenta que fue amenazada y le entregaron un botón antipánico. Hubo orden de restricción para evitar el acercamiento de los hombres a la familia.

PERFIL CORDOBA entrevistó a Gisela, quien cambió de abogado y desde hace algunos meses es patrocinada por Carlos Nayi.

—¿Cómo está ahora después de tanto tiempo de bregar por esta causa?

—Es algo muy grave, un delito aberrante por las condiciones en que se dio. Es muy doloroso. Si la Justicia no nos ayuda, el dolor sigue de por vida. Mi hija tiene parálisis cerebral. Mientras estuve en pareja con Nelson Barrera sucedieron los hechos. Él y su hermano ultrajaron a mi hija.

—¿Durante cuánto tiempo?

—Desde los 15 hasta los 17 años.

—Usted denunció y la fiscal actuó.

—Yo denuncié el 14 de junio de 2014 y la fiscal tuvo el caso cinco años. Los dos están imputados. La fiscal no consideró que era necesario detenerlos porque no había peligro de fuga. Pero el abusador de mi hija, mi ex pareja, participaba de torneos de la Federación Cordobesa de Tenis de Mesa y viajaba a todos lados. No sé por qué consideró que no había peligro de fuga. El 24 de mayo de 2019 recién la elevó a juicio. 

—¿Cómo está su hija?

—Hemos pasado por momentos muy duros. No hemos tenido contención. Al principio tuvimos amenazas de muerte por radicar la denuncia. Tuve el botón antipánico durante mucho tiempo. Con mi hija pasamos situaciones adversas, tristes y feas. Sé que los niños que pasan por esto tienen un sufrimiento constante. Ella tiene sus días, a veces está un poco mejor. A mí se me cayó la vida cuando me enteré.

—¿Por qué decidió hacer pública esta historia?

—Hace dos años que dejé de creer en la Justicia. Uno piensa y siente que el pueblo nos va apoyar y podemos llegar a la Justicia. No le quitará el daño a mi hija, pero por lo menos ayuda saber que los culpables pagan, que estamos en un país donde pasan estas cosas pero donde hay una Justicia que nos respalda y que actúa. Ahora Gisela siente que en algo se reparó el daño que los abusadores causaron a su familia.