La actriz Eva Bianco no es en realidad Eva Bianco sino Eva Duarte. Eso es lo que dice, al menos, su documento de identidad.
Aprovechando esta coincidencia tan particular, Belén Pistone (Relatos Rave, Sensación Cuarteto), quien trabaja mucho a partir de la escucha y los testimonios ideó una propuesta para visibilizar la verdadera identidad de la actriz cordobesa premiada en Cannes por Mejor Interpretación en la película Los Labios, de Iván Fund y Santiago Loza.
En un acto netamente lúdico sobre el escenario, Eva Bianco (por su apellido materno) juega a encarnar los dos roles en un entramado que despierta desde risas hasta momentos de emoción plena entre los espectadores.
Por momentos es Eva, la actriz cordobesa que de niña padeció su apellido y que está enojada con quienes rodearon a la otra Eva durante sus últimos días; por momentos es Evita, escenificada a través de los testimonios del sacerdote confesor, la enfermera y la hermana Erminda Duarte (roles a cargo de la actriz cordobesa; excepto el de Herminda, interpretada por Cokó Albarracín).
Con ambas presas del mismo nombre, la historia buscará hacia el final liberar de la inmortalidad a una ya cansada Evita.
A 100 años del nacimiento de Evita, la obra pone en escena “la forma en que su nombre se convirtió en garante de toda propuesta política que deseara tener alcance popular. Es una obra injusta, seguramente, porque se para en los testimonios para acrecentar imaginerías, pero es un espectáculo franco, y sobre todo es la oportunidad para la pregunta ¿Y si Eva volviera? ¿Qué diría?”, dice Pistone.
