A Gustavo Pedrocca se lo podría definir como un jugador polifuncional. Secretario general del Sindicato Único de Vigilancia y Seguridad (Suvico) máxima autoridad de la obra social y de la mutual de esa entidad, vicepresidente de la Federación Argentina de Trabajadores de la Seguridad Privada, ex titular de Las 62 Organizaciones Peronistas, estudiante de la carrera de Criminología y Seguridad en la Universidad Siglo 21, concejal del bloque Hacemos por Córdoba y, según el imaginario popular, el poder detrás del poder en Racing de Nueva Italia.
Él mismo le baja el precio a ese último mote y explica que el vínculo con la Academia consiste en un “convenio bilateral” que se firmó en 2020 con vigencia por una década, y del que brindará más detalles durante el transcurso de esta entrevista.
El dirigente habló con PERFIL CÓRDOBA en el estadio Miguel Sancho, donde tiene una oficina en la que se destaca la figura del águila que es símbolo de su gremio, aunque con el detalle de un ojo pintado de celeste y blanco. “Aquí tengo mi corazón”, afirma.
Un partido aparte
“El acuerdo con Racing surge de un análisis estratégico de nuestra institución y nos permite desarrollar actividades dentro del club. Nos acercamos en plena pandemia, cuando nadie apostaba por nadie y las tribunas estaban vacías, creamos infraestructura y tuvimos la dicha de ascender con el equipo de fútbol. Dijeron que veníamos por los jugadores, pero nuestra apuesta era mucho más fuerte: generar un ámbito para que, cuando se flexibilizara el tema del coronavirus, los chicos no terminaran drogándose en una esquina, tomando alcohol en la otra o siendo parte de alguna organización criminal. A ellos los queremos adentro”, explica.
“Si vamos siempre de un extremo al otro, el país seguirá atrasando”.
“El club está en un sector muy complejo de la ciudad, una ‘zona roja’, y estamos convencidos de que una de las formas de combatir esos flagelos es sacándoles clientes, promoviendo hábitos sanos y apoyando a la educación”, precisa. Y asegura que no tiene incidencia en el día a día de la institución.
PERFIL BAJO. “Lo mío es gestión. Políticamente no me expreso demasiado, casi nada, y no salgo en los medios. Hablo poco y trabajo mucho”, como dice ‘el Gringo’ (Schiaretti). Se lo copié a él”. /// FOTO: FINO PIZARRO
Pedrocca lleva 10 años como secretario general de Suvico, donde empezó como telefonista y luego se sumó a la conducción ocupando sucesivamente las secretarías de prensa, gremial y adjunta. “Mucha gente dice que soy un hombre muy afortunado en la vida, pero hablan por hablar, porque no conocen mi historia”, sostiene.
“Mi madre murió cuando yo tenía 11 años y con mis hermanos nos criamos en la calle. Nos dieron a distintas familias y con el tiempo logré que volviéramos a estar todos juntos. Viví el infierno de la droga, del alcohol, de pertenecen a bandas criminales, de andar pidiendo para comer”, cuenta. Admite que aun hoy lo movilizan “la bronca” y “la revancha” contra la pobreza. “Esa es mi pelea”, enfatiza.
“Hoy todos buscan el pecho del campeón, pero Suvico llegó antes a Racing”.
Cuenta que su primer recibo de sueldo como vigilador privado, cuando tenía 20 años y su pareja estaba embarazada, marcó un quiebre personal. “Me aferré a ese trabajo como si fuera un tronco en medio del mar y empecé a laburar de una forma descomunal, pero estaba feliz, porque eso me permitió tener una tarjeta de crédito, comprar cosas y mantener a mi familia”, apunta.
“Hay que romper esa cadena de la pobreza. Esa cuestión de que, si mis padres fueron pobres, tenemos que ser pobres yo, mis hijos, mis nietos y mis bisnietos. No quiero eso para mi gente”, dice. “Ser pobre es una situación que hasta te quita el amor propio, y te lo dice alguien que estuvo durante días en una obra con una bolsa de fana en la mano”, agrega.
Hace una pausa y toma impulso para retomar la charla. Su voz se entrecorta, sus ojos se humedecen. “Voy a contar algo que nunca dije: llegué al extremo de no querer vivir, me quise suicidar cuando era adolescente. En un caso, no salió la bala; y en el otro, estuve muy cerca por consumo deliberado de cocaína y me salvé”, revela.
HERENCIA SINDICAL. “Mi padre representaba a los trabajadores de Forja en la UOM. Y con el tiempo me enteré que mi madre, que falleció cuando yo tenía 11 años, había sido delegada gremial en la fábrica Lía”. /// FOTO:FINO PIZARRO
En la línea media
Pedrocca sitúa en “la época en que fue presidente Mauricio Macri” sus primeros sondeos con la política. “Muchos actores, ministros y demás se acercaron porque vieron que teníamos una actividad sindical muy diferente a la acostumbrada y que nuestro desarrollo era muy rápido, y empezamos a tener relación. Me ofrecieron diferentes cargos, desde distintos partidos, y siempre dije que no. En 2019, cuando me preguntaron si quería ser concejal de Hacemos por Córdoba, y dije que sí porque me gustaba mucho Martín (Llaryora), lo que había hecho en San Francisco. Aposté a que él iba a transformar nuestra ciudad y gracias a Dios no me equivoqué. Hoy mi gente tiene la plaza que merece; para algunos es poco, para mí es mucho. Eso también tiene que ver con la calidad de vida, porque el vecino se va apoderando de esos espacios y va corriendo al delito”, sostiene.
“Me siento realizado”, sostiene el secretario general de SUVICO sobre su experiencia como edil. “Con mi equipo trabajamos mucho en el reconocimiento de los adolescentes, en el tema de la violencia, en la niñez… ahí vuelvo a mi trauma. He conocido a gente extraordinaria y me he dado cuenta de que la política tiene la capacidad de transformar”, subraya.
“Sufrí el infierno de la calle y hay que romper con esa cadena de la pobreza”.
En distintos bloques hay gente que me gusta y que puede hacer cosas importantes para la sociedad, pero nunca tuve relación con el Frente de Todos”, expresa. “El quiebre fue el paro de la policía de 2013; yo era secretario general y con mi gente, cerca de 16 mil personas, quedamos solos sin el apoyo de ninguna fuerza estatal. Pudo haber resultado una catástrofe, siendo que con la gendarmería se paraba todo. Esas cosas no se hacen. La radicalización y la revancha permanente, no me gustan”, explica.
-Usted apoya las candidaturas de Llaryora a gobernador y de Passerini a intendente, ¿con qué expectativas personales?
-Yo acompaño, lo mismo que hago en Racing. Si me necesitan, estaré. Y si no me necesitan, seguiré apoyando. Tan simple como eso, porque más allá de los cargos creo en las personas. A mí me salvó un recibo de sueldo y ellos con sus políticas salvan a muchos ‘Gustavito’ que andan por ahí. Con Passerini salíamos a vacunar juntos y desde el primer momento le dije que lo iba a apoyar en lo que fuera, porque lo veo trabajar de médico en barrio Müller, hablar con la gente y seguir en la misma, siempre con humildad. A Martín lo acompañé muchas veces y su discurso es coherente con lo que hace. Es distinto. Y lo que digo ahora quiero que lo guarden para dentro de 10 años: Martín puede ser presidente de la Argentina, un presidente cordobés. Lo puedo visualizar porque he recorrido de norte a sur el país y con la gente que hablé todos buscan lo mismo, y nosotros lo tenemos acá.
-¿Cómo visualiza las próximas elecciones en la provincia y en el municipio? ¿Más reñidas que de costumbre?
-Puede ser. Del otro lado hay grandes dirigentes políticos, que tienen un nivel de exposición muy alto. Pero creo que el argentino hace tiempo sabe votar. Me he puesto a repasar las gestiones de otros posibles candidatos y realmente fueron lamentables. Más allá de que siempre nos olvidamos de lo malo y seguimos adelante, lo que vemos hoy en Córdoba, en la ciudad y en la provincia, es un cambio abismal. Y eso tiene mucho peso a la hora de una elección.
-¿Y a nivel nacional, cómo observa la disputa en las urnas?
-Si seguimos polarizando, que es lo que muchos gobernadores quieren romper, esto va a ser un desastre. La famosa grieta provoca que lo bueno que haga un gobierno, en este caso Alberto Fernández, sea tapado por el gobierno que venga, Bullrich, Larreta o quien fuere. Acá hay que vivir esperando cuatro años a ver qué pasa, y eso me aterra. Hay cinco o seis puntos sobre los que se debe construir un consenso, y no se deben tocar más: Vaca Muerta, la seguridad de todos los argentinos, que los docentes y médicos estén bien pagos, el tema de nuestros jubilados… Hay que generar una estabilidad en todo sentido. Si vamos siempre de un extremo al otro, el país seguirá atrasando. Por eso, en un contexto de mucha complejidad, una tercera línea es algo que le interesa a mucha gente. Proyectado en el tiempo puede ser una forma de decir ‘basta’. De todos modos, acá hay una verdad: en el conurbano bonaerense, donde se juega el verdadero partido, no hay otros candidatos que los de Cambiemos y el Frente de Todos.
-¿Le gustaría ser presidente de Racing?
-Me buscaron varias veces para que me hiciera cargo de la institución, en la época en que había un interventor, pero estaba metido en la construcción del gremio, que era mi obsesión. Fui a ver los papeles y todo, y el club estaba explotado. Sabíamos que en algún momento tendríamos que ayudar y se dio la oportunidad hace dos años. Llegamos con humildad y con el objetivo claro de pechar muy fuerte para que Racing llegue donde está ahora, pero la cosa no termina acá. La verdad es que me empezó a gustar demasiado el fútbol, que es una potencia y moviliza muchísimo, pero por el momento acompaño con mi gente para que esto siga floreciendo. Hoy me siento cómodo en esta función.
CON LA MISMA CAMISETA. Llaryora, Pedrocca y Passerini, en el centro de la escena. Compartieron la inauguración de las instalaciones que Suvico construyó en Racing de Nueva Italia. /// FOTO: CEDOC PERFIL
“El Estado solo no puede con la inseguridad”
“Esto no se soluciona con más policías, más móviles o más cámaras”, afirma Pedrocca al hablar de inseguridad, uno de los temas más sensibles de las agendas políticas provincial y nacional.
“Los delitos van mutando a una velocidad nunca antes vista. Y cuando hay un Estado burocrático, que no da repuestas hacia la conformación de equipos capacitados en inteligencia, comunicación y tecnología, se choca, como pasa en Argentina, con un crimen organizado que tiene vinculaciones con bandas internacionales”, describe.
“Mientras ellos crearon nuevas rutas de traslado de drogas y generaron inteligencia para desarrollar lavado de dinero a una escala de proporción enorme, nosotros dejamos a los policías solos en la calle”, añade.
“El robo de gomas y de celulares, las estafas virtuales, los motochorros y los negocios de la cárcel son la punta del iceberg; y por eso considero que el Estado tiene que empezar a asociarse con los sectores privados, como los nuestros”, enfatiza.
“Así como tenemos gente muy pesada que lidera las empresas, en nuestra actividad hay gente que se fue bien de las fuerzas de seguridad, muchos de ellos exjefes policiales; y lo que hay que hacer es conformar una mesa de trabajo para que todas las partes interesadas en el orden y el bien tengan voz y voto”, puntualiza.
“El Estado no puede solo. Desde distintos lugares, seguridad privada, clubes y organismos, hay que generar acciones que intervengan en el campo donde están pescando los narcos y las organizaciones criminales. Debemos empezar a trabajar para evitar que, dentro de diez o quince años, Córdoba sea como nuestra querida y vecina Rosario”, concluye.