Perfil
CóRDOBA
1923 - 2023

Los 100 años de monseñor Enrique Angelelli

Monseñor Angelelli
ANGELELLI. Nacido en Córdoba, el 18 de julio de 1923, murió víctima de un atentado siendo obispo de La Rioja, el 4 de agosto de 1976. | CEDOC PERFIL

En los suburbios norte de la ciudad de Córdoba hace 100 años, el 18 de julio, nació Enrique Ángel. Así lo anotó en el Registro Civil su papá, Juan Angelelli, italiano de 25 años. Aunque ese día hubo varios, este ‘gringuito’ trascendió. Por su vida y por su muerte.

El centenario nos provoca para volver al origen con referencias personales que lo encarnan en la historia cotidiana.

Para contravenir lo escrito, este cordobés que vivió 53 años, festejó su nacimiento el 17 de julio. ¿Por qué un día antes? La única razón documentada es que esa fecha quedó  registrada en la parroquia Corazón de María de Alta Córdoba, cuando el 30 de agosto lo bautizaron. Es probable que la joven Angelina, de 23 años, italiana de asidua práctica

religiosa –a diferencia de su marido que los domingos prefería jugar a las bochas con sus

amigos– haya elegido esa fecha o se hubiese acordado mejor del día y hora exacta del parto en esa oscura noche del invierno de 1923. Sin embargo, Don Juan no dejó de anotar que había sido “el día de hoy (el 18) a la una hora…”.

Horas antes o después, lo cierto también es que apenas cumplidos los 53, siendo obispo de La Rioja, el 19 de julio de 1976 mientras celebraba la misa a primera hora, recibió la terrible noticia de que en la noche del domingo 18 habían sido secuestrados sus dos sacerdotes de Chamical, Gabriel Longueville y Carlos Murias, que encontraron asesinados dos días después. Y algunos colaboradores recordaron que el obispo había comentado el enigmático mensaje recibido poco antes sobre “un regalito para su cumpleaños”.

Esta familia de inmigrantes italianos de humilde condición social, radicada en una zona

productora de hortalizas y alfa –en lo que hoy es barrio Las Margaritas– inscribió a su hijo

Enrique en la Escuela Misiones, ubicada en la actual Monseñor Pablo Cabrera casi esquina

Los Granaderos, donde cursó hasta cuarto grado. Allí mismo la “señorita Pimpora”, Victoria Luque, lo preparó para la Primera Comunión que recibió en la capilla del Colegio del Huerto, en Caseros esquina Belgrano, en el centro de la Ciudad. Fue también la señorita Pimpora quien favoreció la radicación de la familia en Villa Eucarística, al sur de la ciudad, donde Don Juan se encargó de la huerta del colegio de las religiosas.

Allí, Enrique terminó la escuela primaria y meses antes de cumplir los 15 años, en 1938, ingresó al Seminario. “Hicimos juntos los cinco años de latín, los años de humanidades –contó Héctor Bertaina, amigo hasta el último día– Enrique era un gran compañero, de carácter magnífico, servicial, alguna que otra vez, por allí se le salía de adentro el gringo. Un muchacho piadoso, serio en las cosas serias. En lo jovial, nadie le ganaba. Era un tipo fuera de serie. Angelelli no era un tipo brillante en los estudios, pero era un hombre constante. Muy concentrado en sus obligaciones, muy persistente.”

También contó que fue él quien lo apodó “Canuto”, porque “le salían en la cabeza unos pelitos como los canutos de los pollos, antes que le salgan las plumas”. Desaparecidos los canutos pasó a ser el “Pelado”, pero aquel apodo sería usado por los amigos en la correspondencia confidencial poco antes de ser asesinado el 4 de agosto de 1976.

 

* Autor de ‘Vida y Martirio de Mons. Angelell’, Ed. Tiempo Latinoamericano, 2ª edición, 2006, 262 pp.