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Liga Nacional de Básquetbol

No hay dos sin tres

Instituto afronta un mano a mano histórico con San Lorenzo. Es la tercera final que "la Gloria" protagoniza en la gestión de Facundo Müller. “Nadie nos regaló este lugar", afirma el entrenador.

Facundo Müller
Tres finales. En dos años de gestión, Facundo Müller llevó a Instituto a definir un Súper 20, una Liga Sudamericana y una Liga Nacional. | Fino Pizarro

Su pasión por dirigir se forjó en los albores de la Liga Nacional de Básquetbol, cuando con apenas 13 años ya alternaba como jugador, hincha y entrenador de Mini y Premini en Echagüe de Paraná. Facundo Müller (45) fue testigo de aquella etapa fundacional que impulsaron el entrenador León Najnudel y el periodista Osvaldo Ricardo Orcasitas y que marcó un antes y un después para el deporte de los lungos en Argentina.

Por eso le encuentra un sabor especial a esta final a siete juegos que Instituto protagoniza con San Lorenzo en la 35ª edición del certamen y se reconoce “orgulloso” por estar allí, más allá de que “la Gloria” se haya acostumbrado a pelear bien arriba desde que él se hizo cargo del equipo.

      
“Estamos muy contentos por haber ratificado en tres series que estábamos para jugar la final”, destaca Müller sobre las sucesivas victorias ante Bahía Basket (3-0), Regatas de Corrientes (3-2) y Olímpico de La Banda (3-0).

“El equipo funcionó muy bien desde el primer día y tuvo el mérito de clasificar segundo en la fase regular (25 triunfos y 13 derrotas), pero en los Playoffs siempre hay que hacer todo otra vez”, remarca. Y se ilusiona: “Ojalá podamos coronar nuestro trabajo con un título”.

Presente inesperado

Müller llegó a Instituto hace dos años, con una foja de servicios que registraba pasos como DT en Olímpico de La Banda, Ben Hur de Rafaela, Boca Juniors y Libertad de Sunchales, y también un mes de trabajo como colaborador de Julio Lamas en la selección de Japón.

 
Su primera temporada al frente del equipo albirrojo tuvo un saldo más que positivo: subcampeón del Súper 20, semifinalista de la Liga Nacional y clasificación a la Liga Sudamericana. “Para mejorar lo que se ha hecho tendremos que hacer una campaña de excelencia”, aseguró un año atrás, cuando renovó contrato con la entidad de Alta Córdoba.

“Eso es lo que pensé en aquel momento. La verdad es que no iba a ser fácil. Encima se fue (Dwayne) Davis, que era una carta buenísima para nuestro juego. Por suerte pudimos mejorar. Llegamos a la final de la Liga Sudamericana ante Franca de Brasil y la perdimos. Hoy mejorar sería ser campeón”, enfatiza.

-¿Cuál es el balance de estos dos años en Instituto?

-Es una etapa totalmente positiva, inesperada si se quiere. Jugamos las finales de todos los torneos que disputamos. Cuando llegué no hablamos de campeonato, sino de estar de mitad de tabla para arriba, de dar pelea, de consolidar al equipo en la Liga… Esto no estaba planificado.

-¿Cuál es el secreto del equipo?

-El secreto es jugar bien y eso se logra con un buen rendimiento colectivo, un buen clima interno, una dirigencia que cumpla y un público que apoye. En el básquetbol, como en todo deporte colectivo, la clave es el entendimiento y una buena conexión entre todas las partes.

Bajar al tricampeón

La serie final de la Liga 2018/2019 ya tuvo dos capítulos en Buenos Aires y esta semana se traslada a Córdoba. El martes y el jueves tendrá como escenario el gimnasio Ángel Sandrín, un bastión donde Instituto sólo perdió dos partidos en el campeonato.

“En nuestra cancha el equipo y la gente se potencian entre sí”, admite Müller. Y al hablar de San Lorenzo -equipo que se adjudicó las últimas tres finales ligueras al vencer sucesivamente a La Unión de Formosa y a los correntinos Regatas y San Martín- el DT de Instituto es categórico: “Nadie es invencible”. 

-¿Cómo se hace para equiparar adentro de la cancha la diferencia de poderío económico que existe entre ambos equipos?

-Se puede. Simplemente hay que jugar bien al básquet. Cuando empieza el partido son cinco jugadores de cada lado. Instituto tiene juego y jugadores para afrontar esta instancia. Hay argumentos para creer y me apoyo en eso. Nadie nos regaló este lugar en la final.

-¿Se disfruta una serie final de Liga Nacional?

-Un poco y un poco. Uno trabaja mucho en la programación de situaciones, como lo hace en todos los partidos, y dentro de lo posible trata de disfrutar el momento. El hecho de que sea una serie larga también ayuda a preparar las cosas con más tranquilidad. Lógicamente que la trascendencia es distinta. No todos los años se juega una final.

El futuro y la selección


Facundo Müller se siente cómodo en Instituto. “Tengo el apoyo de la dirigencia, el cariño de la gente y la posibilidad de un crecimiento personal, y el club está cada día mejor. Yo valoro todo eso”, afirma.

De todos modos, el DT de “la Gloria” prefiere ser cauto respecto a su continuidad: “Todavía es prematuro. Hemos mantenido algunas charlas con la directiva pero quedamos en seguir hablando después de las finales”.

La participación en la Liga de las Américas 2020, un objetivo ya asegurado por su condición de finalista de la Liga Nacional, se perfila en el horizonte de un entrenador al que le gusta ir sumando nuevos desafíos. 

-¿La selección argentina también está en ese horizonte?

-Sí, claro. Y estoy seguro de que algún día podrá ser un objetivo concreto. A la selección la tiene que dirigir los mejores, pero para llegar a ser el mejor hay que demostrar durante varios años y en un equipo de punta.

17 finales

Ser protagonista de una final de Liga Nacional es un hecho inédito para Instituto, aunque el básquetbol cordobés ya tiene antecedentes en la materia.

Atenas jugó la serie decisiva en 16 ocasiones, con nueve triunfos y siete caídas. La primera fue en 1987 contra Ferro Carril Oeste (3-1) y la última fue en la temporada 2010/2011 ante Peñarol de Mar del Plata (1.4).

Asociación Española, Banco de Córdoba, 9 de Julio de Río Tercero y San Martín de Marcos Juárez fueron los otros representativos que tuvo Córdoba en las 35 ediciones de la competencia liguera.