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POBREZA EN ALZA

Por qué en los últimos años se agudizó el fenómeno del "trabajador pobre"

Comenzó a constatarse desde los ´90, pero se profundiza conforme pasan los años. Cómo se encastra la desigualdad social, que rol cumplen los programas oficiales y que puede hacerse para mejorar la empleabilidad.

13-06-21trabaja
SOMBRIO. Año a año se constata un empeoramiento progresivo de las condiciones laborales. | Cedoc

“La desigualdad va por un carril y sostiene niveles de incidencia de pobreza y de indigencia que no terminan de resolverse. Al final del segundo gobierno de Cristina Fernández se llegó a un núcleo de pobreza que no se pudo bajar y desde ahí siguió subiendo. Entonces, podemos pensar que la desigualdad siempre está condicionando a la pobreza, a mayor desigualdad, los deciles más bajos de los ingresos, las personas que perciben los ingresos más bajos están condenadas a vivir en la pobreza y eso pasa cada vez más”.

Quien lo plantea es María Celeste Gómez, economista e investigadora del Instituto de Economía y Finanzas de la Facultad de Ciencias Económicas y especialista en el ríspido campo de la desigualdad, la educación y las calificaciones laborales, y el papel del mercado, las instituciones laborales y la innovación tecnológica.

Consultada por PERFIL CORDOBA para reflexionar en torno a los fenómenos que explican, sostienen y conviven alrededor de la pobreza remarca que, más allá de situaciones coyunturales como es la crisis Covid, lo cierto es que entramos en niveles de pobreza que hacen cada vez más difícil retornar hacia sendas de normalidad.

“Hay un análisis que podríamos hacer y que consiste en pensar cuál es el factor que incide más en la pobreza, ¿el desempleo o la inflación? Porque hoy, el impacto de la inflación que afecta desproporcionadamente a los sectores más vulnerables es lo que incide directamente sobre esto, en términos coyunturales. Ahora, la falta de ingresos asociada a una situación de desempleo se relaciona a un estado de pobreza más estructural.

Creo que hay que pensar que la idea del empleo formal, trabajo registrado, 8 horas, ese tipo de empleo que en los ´80 era lo habitual ya dejó de serlo. Tenemos más cuentapropistas de baja calificación, la changa, el prestador de servicios de baja calificación, el horario variable. Hay más precarización y eso está asociado al fenómeno que nace en los años ’90 que es el del trabajador pobre. Antes de los años ’90, para ser pobre tenías que estar desempleado, desde allí ni siquiera con un empleo se sale de la condición de pobreza. Hoy tenemos pobres sobreocupados. Eso habla del empeoramiento progresivo de las condiciones laborales. No pasa solo en la Argentina. Esta pauperización también se explica por el impacto del cambio tecnológico y por el papel de las instituciones laborales, llámese sindicatos, llámese la OIT que hace unos informes divinos, pero no más que eso. Se volvieron grandes estructuras con acuerdos y estatutos, pero la ven pasar. Hay una evidente falta de reacción de las instituciones habituales para resguardar las buenas condiciones laborales”.

Y considera que un ejemplo claro de esto es la proliferación de los trabajos de plataforma, las apps de delivery, por caso, que suponen empleos mal pagos, inseguros y a la vez muy accesibles.

-¿Qué se puede decir sobre los dispositivos del Estado para resolver esto? ¿Hay herramientas que funcionan o terminan reproduciendo condiciones de pobreza?
-En situaciones de crisis como la actual no te queda otra que salir a asistir. Pero a medida que eso se vaya resolviendo tenés que salir de ahí para activar la noción de la actividad laboral en la gente. Esto lo tienen en claro muchos referentes que trabajan en el gobierno. Por ejemplo, en Córdoba, el programa Primer Paso o el Ellas Hacen creo que sirven, creo que sirven mucho. Uno puede decir que es precarización laboral y sí, por supuesto que lo es, pero con una porción de esos jóvenes hayan quedado trabajando después del programa, ya se ganó mucho. Pensar en objetivos grandilocuentes de vencer la pobreza, que toda esa gente tenga un empleo registrado es ya una utopía. Creo que las políticas focalizadas pueden tener mucho impacto.

El pasaje. Sin dejar de reconocer el rol que cumplen programas como la AUH, Gómez pone énfasis en el empleo como el sostén principal para combatir la pobreza. “Los programas ayudan, pero para salir de la pobreza necesitas ingreso laboral. Y si el ingreso laboral es cada vez más escaso en relación al total de la canasta se hace cada vez más difícil. El empleo es el pasaje para dejar la condición de pobreza. No se garantiza solo con esto, pero tenés más probabilidades. Y hay que pensar en cómo podemos adaptarnos a la situación de trabajadores con baja calificación que buscan conseguir ingresos en economías de plataformas o con changas. Que hacemos con el trabajo no asalariado. Y si eso implica innovar un poco en regulaciones, sin que se liberalice el mercado laboral, pero sí adaptar algunas cosas. Si avanzamos por ahí podemos lograr algo. En concreto, el futuro del trabajo es sombrío, pero vamos a pasar a un negro o a un gris claro en la medida que podamos pensar en regulaciones para ese conjunto de trabajadores que no tienen otra que salir a pelearla todos los días. Que no haya hoy educación en oficios es una situación grave, creer que la educación actual garantiza un empleo es un error porque hay una brecha muy grande entre el aprendizaje de un colegio a lo que están pidiendo las empresas. Y eso se hace cada vez más abismal”.

-Hoy tenemos 42% de personas en situación de pobreza, ¿hay un límite para eso?
-Creo que no hay mucho margen para que siga creciendo. No se puede seguir pensando en el sostenimiento de esta forma, de ir cubriendo necesidades urgentes de las poblaciones más vulnerables. No se pueden seguir tensando esas cuerdas. Creo que no llegamos a una pobreza del 60%, y creo que al gobierno se lo dicen desde distintos lugares. Creo que llegamos a este punto porque somos un país latino que sufrió el Covid. Si el gobierno no empieza a aflojar un poco la situación no puede sostenerse, me angustia pensar que esto puede ser peor de lo que es, porque la memoria que tenemos los supra 30, de lo peor es tremendo. Por eso hay que frenar urgente la inflación, por ejemplo. Un país como la Argentina con alta inflación es una curiosidad en la economía. Cuando yo estudiaba decían que había cuatro tipos de países, los desarrollados, los en desarrollo, Argentina y Japón. Hay que salir de esas excepcionalidades. Hay que pensar qué cosas funcionaron en otros países y aplicarlas sin el costo social.