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CóRDOBA
NUEVO MAPA POLÍTICO

Schiaretti apunta a ser delegado de los gobernadores del PJ ante Milei

Es una de las razones fundamentales por las que niega la existencia de un pacto no escrito con el presidente electo. El mandatario sigue con la firme idea de sentarse en la mesa principal del peronismo.

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SIN APOYO EXPLÍCITO, PERO… Schiaretti fue durísimo con Sergio Massa en la campaña y hasta se cruzaron en los debates. Con Milei, otra onda. | CEDOC Perfil

Los dados que tiró Juan Schiaretti lo hicieron festejar: generala sacó el gobernador, que en un puñado de días dejará de serlo, al cumplir 24 años en el poder que compartió con su socio de tanto tiempo, José Manuel de la Sota.

Schiaretti se va de la gobernación como un personaje central, por su imagen positiva en Córdoba (más del 70%), su instalación como dirigente nacional y, sobre todo, su relación con el presidente electo, Javier Milei, plasmada en un pacto no escrito que ya depositó, y seguramente depositará, a funcionarios y exfuncionarios provinciales en diferentes dependencias de la Casa Rosada.

¿Por qué Schiaretti niega el acuerdo con Milei y dice que la incorporación de hombres de su equipo al ejecutivo nacional se debe a “decisiones individuales”, lo cual no tiene nada que ver con la realidad?

En principio, porque no quiere generar celos y desconfianza entre sus colegas del justicialismo, ya que aspira a representarlos y convertirse en una suerte de delegado ante el futuro presidente. Esa acción tiene como correlato su intención de instalarse en Buenos Aires e introducirse en la mesa de las decisiones del PJ y ser candidato a diputado nacional dentro de dos años. En la pelea tiene un rival de peso: Axel Kicillof, reelegido con holgura como gobernador de Buenos Aires, alejado de La Cámpora y con la idea de tomar distancia de todo el kirchnerismo.

Por eso, la presencia de cordobeses en puestos clave para el manejo de fondos nacionales que se destinan a las provincias le resulta de vital importancia. No le interesan tanto los ministerios –le deja a Mauricio Macri esas fotos pomposas– sino las dependencias que puedan ofrecer soluciones a las provincias, como por ejemplo la Anses, que conducirá su amigo y –en breve– exministro de Finanzas, Osvaldo Giordano.

También tienen valor oro las acciones de la Secretaría de Transportes de la Nación, que será ocupada por el schiarettista Franco Mogetta que, entre otras tantas cosas, será parte del equipo que administrará los subsidios y también será una oficina visitada por numerosos caudillos del interior.

Además, quedarán en manos cordobesas secretarías importantes del megaministerio de Infraestructura, a cargo de Guillermo Ferraro, como Obras Públicas y Energía, por ejemplo.

Otro dato insoslayable para entender el ‘pacto’ Milei-Schiaretti, y que Macri aplaude, es que su relación con el futuro ocupante de la Casa Rosada es diferente.

Milei con Macri compite, más allá de que juegan en el mismo equipo. Con Schiaretti no. Por eso, el presidente electo dice que la incorporación de los macristas no se debió a un lobby del expresidente. Al respecto, asegura que el desembarco (casi seguro) de Patricia Bullrich al Ministerio de Seguridad es por mérito propio y que Luis Caputo también es una gestión personal, porque el afamado ‘Toto’ quedó bastante molesto con elexpresidente de Boca, luego de su salida del gobierno de Cambiemos por la puerta de atrás y con resultados muy malos. Claramente, el cordobés no quiere chocar con Macri, más allá de algunos cortocircuitos que se originaron en la campaña presidencial.

Volviendo a la relación de Casa Rosada con las provincias, y por eso de que billetera mata galán, la mayoría de los gobernadores piensa que siempre es bueno tener puentes consistentes con el poder central y el mandatario provincial saliente quiere convertirse en un nexo. Sabe, además, que se le respeta y pondera su condición de defensor de la patria federal. Obviamente, no todos lo miran con tranquilidad: de la casi docena de gobernadores, entre peronistas y aliados al PJ, hay quienes prefieren tomar distancia y tener juego propio, sin intermediarios con Milei.

Llaryora lo gritó como un gol.                            
Una vez conocida la cantidad de cordobeses que se mudarán a la ciudad de Buenos Aires para ocupar diferentes funciones en el Gobierno nacional que asumirá el 10 de diciembre, a Martín Llaryora se le dibujó una sonrisa en el rostro, lo cual sorprendió porque podría pensarse que la generación de vacantes inesperadas en su gabinete le traería más problemas que soluciones.

Sin embargo, la sensación de felicidad tenía que ver con los funcionarios designados, que recientemente cumplieron o cumplen funciones en la administración provincial que conduce el gobernador Juan Schiaretti.

El gobernador electo anotó dos apellidos y los subrayó en rojo: Giordano y Mogetta. La explicación es obvia: ambos estarán vinculados a dependencias sensibles para la relación Nación-provincias, particularmente Anses, que tiene bajo su órbita las jubilaciones y pensiones.

Sin decirlo aún, Milei quiere implementar algunas reformas, que podrían estar relacionadas al aumento de la edad jubilatoria, aunque nada está definido y todavía no hubo expresiones públicas sobre el tema. Sí se recuerda la reforma que se hizo en Córdoba hace unos años, por una ley que se debatió y sancionó entre gallos y medianoche y que fue aprobada por la abrumadora mayoría del peronismo.

Allí, los pasivos perdieron el 82% móvil y se dispuso el diferimiento de seis meses del pago de los aumentos a ese sector. Se trató de una poda tremenda pero, como todo el mundo sabe, los jubilados tienen mayores dificultades para montar una protesta general, más allá de los reclamos individuales, que generalmente son más que entendibles y por supuesto conmovedores, sobre todo cuando vienen desde los sectores más postergados.

Eso entusiasma al futuro Gobierno nacional, además de que le reconocen a Giordano sus dotes profesionales –que las tiene y de sobra– y su perfil de buen administrador y con capacidad de ordenar el gasto.

Ahora, Córdoba tiene a un amigo en el otro rincón del ring donde Provincia y Nación disputan sus diferencias por la Caja de Jubilaciones. “Si no arreglamos el quilombo de la Caja, estaremos en serios problemas”, graficó con elocuencia un dirigente llaryorista que ocupará el sillón de un importante ministerio en la nueva gestión. Vendrán nuevos capítulos en breve, y seguirá siendo muy transitado el camino entre Córdoba y la ciudad de Buenos Aires.

El pacto está a full y por ahí no se entiende que algunos schiarettistas lo quieran negar con tanta enjundia. Tal vez, nadie les haya pedido tanto.