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CóRDOBA
UNA VIDA POR MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

Sonia nos legó el compromiso de seguir luchando

El pasado viernes, a los 94 años, nos dejó la última Abuela de Plaza de Mayo de Córdoba. Sonia Torres no pudo conocer a su nieto apropiado, el hijo de Silvina Parodi (su hija) y Daniel Orozco, secuestrados el 26 de marzo de 1976 y desaparecidos desde entonces. Queda su legado: seguir la búsqueda de todos los nietos que nos faltan.

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ABUELAS. Sonia es símbolo de la lucha por los derechos humanos en Córdoba. | CEDOC Perfil

Se fue Sonia a quien tanto amábamos. Entre lágrimas escribo estas líneas, porque cuando se va un ser de luz como ella nos sentimos huérfanos y la vida parece detenerse.

Murió nuestra querida Abuela que con sus 94 años a cuestas, con calor, frío o lluvia, se levantaba cada día a buscar a su nieto y a cada nieta o nieto que nos faltan. Y esos 47 años de búsqueda, de trabajadora incansable, son los que nos obligan a comprometernos para continuar su lucha por Memoria, Verdad y Justicia.

El viernes 26 de marzo (NdR: de 1976), a las 18, una patota de alrededor de ocho personas se presentó en la vivienda del matrimonio, en Coronel Olmedo 1468, armadas y vestidas de civil que dijeron ser policías. Y sucedió lo de siempre en esos días de dolor y muerte, se llevaron violentamente a su hija Silvina, embarazada de seis meses, y a su esposo Daniel Orozco.

Y a dos días del golpe más brutal y sangriento de nuestro país, Sonia comenzó su camino de golpear todas las puertas de Córdoba y el país. Detrás de esas puertas, encontró un muro de silencio o el acostumbrado “no sabemos nada” de quienes se apropiaron de las vidas de tantos compañeros. Pero nada pudo detenerla, ni las amenazas ni el atentado con que los cómplices de la dictadura pretendieron callarla. No le hicieron mella los caballos que les tiraban encima a Madres y Abuelas que pedían por sus seres queridos en las rondas que realizaban a pocos días del negro 24 de marzo de 1976. Ella siguió adelante.

Y el 23 de julio de 2002 tuvo que soportar el juicio de la ignominia. Un delator sentaba por primera vez en el banquillo de los acusados a una Abuela de Plaza de Mayo. Tránsito Rigatuso, interventor de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano en las épocas más sangrientas de los ´70, querelló a Sonia, acusándola de injurias y calumnias por haber expresado en una entrevista al diario La Voz del Interior: “Estos son los chicos que delató Rigatuso”, en referencia a los alumnos desaparecidos del Belgrano, entre los que se encontraba su hija Silvina. Pero también salió indemne de este vergonzoso juicio. Sonia fue absuelta y desde ese día no fue delito decirle a Rigatuso “delator”, ya que quedó demostrado que había entregado listas de alumnos del Belgrano al Tercer Cuerpo de Ejército.

La búsqueda incansable. Después de muchas averiguaciones se supo que Silvina y Daniel tuvieron como destino el campo de exterminio La Perla. Una secuestrada declaró que la vio a Silvina en el baño del centro de concentración: “Un día que me llevaron porque había pedido ducharme, al entrar estaban ella y un guardia. No nos pudimos ver nunca las caras porque estábamos vendadas y en esa época no nos dejaban sacar la venda. Yo le pregunté delante del guardia cómo se llamaba y me respondió: ‘Silvina Parodi’. Entonces el guardia dijo: ‘Uy, esta agua está muy fría, en cualquier momento ese chico asoma una patita’. Entonces le pregunté si estaba embarazada y me dijo que sí, que estaba de más de seis meses”.

Para junio de 1976, fecha probable del parto, Sonia sumó a la búsqueda de Silvina y Daniel la de su nieto. “Hasta encontrarte tengo tatuada en el corazón la esperanza”, le dice a su nieto en una carta conmovedora que le escribió de puño y letra para cuando Daniel Efraín, así lo llamó Silvina, cumpliría 47 años. Y se fue con esa esperanza, rodeada en sus últimos momentos de sus otros nietos que eran la alegría de su vida.

Murió con la certeza de que su nieto nació y fue apropiado. En la megacausa La Perla-La Ribera-D2 se juzgó por primera vez en Córdoba la apropiación de un recién nacido, el nieto de Sonia Torres. La condena recayó sobre Luciano Benjamín Menéndez, como principal responsable, y diez represores más que fueron partícipes necesarios del delito. Silvina Parodi, embarazada de seis meses, y su esposo Daniel Orozco permanecen en calidad de desaparecidos. Y el hijo de ambos, que de acuerdo con la sentencia nació el 14 de junio de 1976, sigue en manos de sus apropiadores.

Será triste ingresar a la casa de Abuelas y no abrazarte y verte sonreír, pero seguiremos buscando a tu nieto y tu lucha será ahora la nuestra, como vos querías. ¡Hasta siempre hermosa Sonia!