La rápida propagación del nuevo coronavirus en Brasil encendió las alarmas ante los estragos que puede causar en las favelas, los precarios barrios sin estructura ni condiciones higiénicas en los que viven cerca de 15 millones de personas. El anuncio del primer caso del virus en la favela de Ciudad de Dios, en Río de Janeiro del fin de semana puso en alerta a las autoridades y al personal sanitario por el problema que puede suponer el virus en estas zonas.
Extendidas por todo Brasil, las favelas reúnen todas las condiciones para la propagación del virus: espacios reducidos y densamente habitados, muchas veces sin ventilación en las mismas calles, y con poca higiene y saneamiento. En febrero, cuando el virus aún no llegaba al país, el ministro de Sanidad, Henrique Mandetta, expresó en entrevista para el canal "Globonews" su preocupación por la posible llegada del virus a las favelas, principalmente en Río de Janeiro, la segunda mayor ciudad de Brasil.
"Río de Janeiro es una ciudad muy condensada. Tenemos un problema de distancia y los espacios son menores. Hay áreas de exclusión social, (...) de bajo saneamiento y núcleos familiares extensos que viven dentro de espacios apretados", señaló. Sumado a esto, el problema se ve agravado debido a que en favelas cariocas no hay agua desde hace semanas, por lo que sus habitantes están obligados a desplazarse, algunas veces varios kilómetros, para poder llenar garrafas y bidones.
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Además, la situación se dificulta porque muchas favelas de Río de Janeiro están controladas por traficantes de drogas y las milicias, que imponen sus leyes en las calles de la comunidad. De hecho, en los últimos días se hizo viral en las redes sociales alertas lanzadas por milicianos que dominan favelas de la zona oeste de la ciudad. "¡Atención a todos los residentes de Río das Pedras, Muzema y Tijuquinha! Toque de queda a partir de hoy a las 20:00 horas. Quien sea visto en la calle tras este horario aprenderá a respetar el próximo", decía uno de los carteles divulgados.
"La mayoría de las personas que viven en las comunidades trabaja de manera informal. Pedirles que se queden en casa es dejarlas sin dinero para alimentar a sus familias, pero salir a la calle también representa una temeridad sabiendo la rápida expansión del virus", una residente. "En mi comunidad no hay ningún caso confirmado todavía, pero cada día vienen más personas al puesto de salud con síntomas aparentemente de la Covid-19, pero no tenemos los kits para hacer las pruebas", agregó.
La mujer lamentó que, en caso de estar infectadas, "estas personas pueden contagiar a varias otras cada día", siendo estos lugares los que "concentran los peores índices sanitarios" de la ciudad. "Si llega el virus a las favelas, la población se infectará muy rápidamente, es inevitable", expresó.
Un ejemplo de los índices preocupantes es Rocinha, la mayor favela de Brasil, donde según datos de la Alcaldía, en 2019 la tasa de tuberculosis fue de 201 casos por cada 100.000 habitantes, cinco veces más que la media nacional. La Central Unica de Favelas, entidad que actúa en las comunidades de todo Brasil, exigió al gobierno brasileño tomar medidas para evitar que la epidemia de la Covid-19 cause una tragedia en estas barriadas.
Entre las medidas propuestas está la distribución gratuita de agua, jabón y alcohol en gel, así como el alquiler de cuartos de hoteles y posadas para ancianos y grupos vulnerables. También están los acuerdos con empresas de alquiler de coches y servicios para el transporte inmediato de personal infectado, y liberar puntos de internet para toda la población.
Brasil es el país más afectado por el coronavirus en Sudamérica. Aunque el presidente Jair Bolsonaro calificó al virus como una "fake news", su gobierno impuso el cierre de fronteras terrestres, prohibición de acceso a ciudadanos de gran parte de Europa y Asia, cuarentena en Sao Paulo con cierre de restaurantes, bares y otros servicios, exceptuando salud, seguridad, bancos, supermercados, panaderías y transporte público. En Rio, se impuso la prohibición de acudir a las playas mientras otros estados suspendieron clases y eventos públicos, ordenaron el cierre de comercios y redujeron la capacidad de los transportes.
DS