La muerte no da tregua en el mundo por la pandemia de coronavirus y es estremecedor ver las imágenes que traen las noticias. Con más de 100.000 muertos en total en todo el planeta, la necesidad de ataúdes es tal en algunos países que los de cartón prensado comenzaron a ser moneda corriente: En Ecuador, por ejemplo, hace ya una semana que la Asociación de Cartoneros dio el puntapie inicial en América, cuando Guayaquil, ciudad diezmada por la peste, recibió la donación de las primeras 200 de 2000 cajas mortuorias de ese material.
En Estados Unidos, a un paso de convertirse en el país con mayor cantidad de muertos por coronavirus en el mundo, superando a Italia, y más específicamente en Nueva York, la crisis sanitaria que está provocando la expansión del coronavirus desbordó a la red de hospitales públicos de la ciudad y los depósitos de cadáveres están al límite de su capacidad, lo que ha obligado a instalar camiones frigoríficos en varios de los centros hospitalarios para guardar los cuerpos.
Las impactantes imágenes de Nueva York enterrando a sus muertos en una gran fosa común
En tanto, en la misma ciudad, antes sinónimo de vida, se registró una imagen que quedará en la memoria de todos cuando en el futuro se hable de esta pandemia: una fila de ataúdes de madera acomodados en fila por trabajadores envueltos en trajes sanitarios en una fosa común. Las autoridades neoyorquinas comenzaron a a enterrar cadáveres en una fosa común en la isla de Hart, en el extremo noroeste de la Gran Manzana.
Los fabricantes de ataúdes no dan a basto en España y Francia y los países más afectados buscan opciones. Los que quedan llorando a sus muertos, en tanto, ni siquiera pueden despedirse. Y quienes se ocupan de que esos cuerpos lleguen a sus moradas finales siguen trabajando como trabajadores esenciales tomando todas las medidas de prevención y siempre al borde de la posibilidad de contagio.
Fotos | El desastre de Guayaquil, donde no hay ataúdes para tantos muertos
Algunas de estas imágenes serán, el día del mañana, símbolos de una de las peores tragedias que sufrió la humanidad, como aquella, en otro orden de desgracias, de los dos aviones incrustándose en las Torres Gemelas.