Un grupo de profesionales del Hospital de Clínicas de la UBA está avanzando en una investigación para determinar si es posible contener, o moderar, el progreso del Covid-19 en pacientes internados, sumando una alternativa complementaria al tratamiento. Médicos y nutricionistas les están suministrando a un grupo de contagiados un suplemento dietario que ayuda a regular su flora intestinal. La idea que los orienta es intentar mejorar la capacidad del sistema inmunológico de las personas para que le haga frente al coronavirus con mayor efectividad. El estudio ya está avanzado y esperan obtener los primeros datos concretos sobre su efectividad a fines de septiembre.
“Desde hace varios años estámos estudiando cómo la regulación de la microbiota intestinal –por medio de diversas moléculas– es una opción posible para ayudar en el tratamiento de síndromes como el del intestino irritable”, le explicó a PERFIL la doctora María Piskorz, experta en neurogastroenterología y miembro del staff de profesionales del Hospital de Clínicas de la UBA. Y agregó: “Nuestro equipo venía ensayando modular la biota recurriendo a antibióticos, probióticos y prebióticos y entre estas últimas moléculas –justamente– estábamos utilizando un grupo de compuestos denominados taninos”.
Cuando el Hospital de Clínicas comenzó a internar pacientes Covid-19, los gastroenterólogos buscaron bibliografía médica específica y “encontramos algunos trabajos hechos por médicos chinos, en los primeros momentos de la pandemia, que reportaron un dato significativo: ciertas composiciones particulares de la microbiota y las diferentes concentraciones de bacterias en el intestino de ciertos pacientes parecían predisponerlos a manifestar una sintomatología más severa”.
Y esos mismos estudios insinuaban la posibilidad de elaborar alguna dieta capaz de ayudar a regular la flora intestinal, para contribuir a que el metabolismo afrontara mejor la enfermedad y permitirles a los médicos sumar una herramienta extra para que los pacientes Covid cursen su enfermedad con una sintomatología más suave. Inclusive podría lograrse que a muchos se les diera el alta en menos días de internación.
La explicación de esta relación entre intestino e inmunidad es algo reciente: “En los últimos años se fue comprobando que la microbiota intestinal no solo se ‘ocupa’ de la digestión sino que también participa o influye en muchas otras ‘funciones’ del metabolismo, entre ellas en el funcionamiento del sistema inmunológico”, explicó Piskorz.
Otro elemento que animó a los expertos del Clínicas a probar esta idea se basa en un dato intestinal que se conoce hace ya tiempo. “Muchas personas con sobrepeso, hipertensión, diabetes y otras comorbilidades –situaciones hoy asociadas a un mayor riesgo de vida ante una infección por coronavirus– poseen una flora intestinal menos rica y muestran menores concentraciones de algunas bacterias consideradas “saludables”, como las bifidobacterias y los lactobacilos”, recordó la experta. Por eso consideraron que, si lograban equilibrar la flora, tal vez el sistema inmune de estas personas esté en mejores condiciones ante la infección.
Ensayo
Para seguir esta pista armaron un protocolo de investigación y un ensayo esponsoreado por la firma italiana Silvateam, relacionada con la producción industrial de estas moléculas. El estudio, que aprobaron las autoridades del hospital, incluye suministrar a 140 pacientes con diagnóstico de Covid “leve” o “moderado” dos cápsulas diarias de un suplemento dietario elaborado en base a extractos de taninos de quebracho y castaño, mezclados con vitamina B12, durante 14 días. Como el estudio es del tipo doble ciego, la mitad de los internados recibe el suplemento y la otra mitad un placebo, en forma aleatoria.
En no más de cuatro semanas, el equipo del Clínicas espera tener finalizado el análisis “y ya podremos saber si esta intervención resulta eficaz y si tenemos una herramienta nueva para sumar en el tratamiento del Covid-19.”
Taninos: en defensa de las plantas
Los taninos son metabolitos producidos por diversas plantas como defensa contra sus propios patógenos. Son compuestos que están en la raíz, el tallo, la hoja, el fruto y las semillas. Y en experimentos de laboratorio se comprobó que tienen efectos antioxidantes, antiinflamatorios y propiedades antivirales. Se conoce su efectividad contra los enterovirus, rotavirus, influenza A, herpes y adenovirus, entre otros. Por sus efectos antiinflamatorios los expertos también se esperanzan con que su acción podría ayudar a moderar las “tormentas de citoquinas” que agravan la evolución de algunos enfermos de Covid-19. Y estas no son su única ventaja: como las autoridades regulatorias los clasifican como “suplemento nutricional”, su uso en dosis adecuadas prácticamente no tiene efectos colaterales significativos reportados. Estos compuestos se emplean intensivamente en la industria vitivinícola y también en veterinaria, para disminuir el uso de antibióticos en los criaderos de pollos.