Hoy en día la búsqueda de una vacuna efectiva contra el Covid-19 es noticia en todo el mundo. Este virus se transmite muy fácilmente y como las personas no han tenido contacto previo con él, son altamente susceptibles de enfermarse. Esto también sucede con otras enfermedades para las cuales sí contamos con vacunas seguras y eficaces que impiden el desarrollo de la enfermedad.
Antes que se iniciara la pandemia, ya había una disminución en las tasas de cobertura vacunales en Latinoamérica y en otras regiones del mundo, pero la pandemia provocó un descenso aún mayor. A nivel mundial se calcula que, como daño colateral de esta pandemia, se verán retrasados de forma significativa los calendarios de vacunación, y sólo el 20% de los chicos que lleguen a los 5 años tendrán el esquema de vacunas completo y al día. En Argentina se alertó recientemente sobre el descenso de consultas pediátricas en el área ambulatoria y de la aplicación de vacunas: el 44% de las familias postergaron la visita de control en el primer año de vida y un 22% demoró la vacunación.
Hay enfermedades que habían desaparecido gracias a las vacunas y ahora vemos que han comenzado a resurgir.
Esta situación es muy preocupante porque para evitar un brote de una enfermedad prevenible por vacunación, las tasas de cobertura deben ser mucho más altas. Esto significa que se estaría generando en meses o años una población susceptible a presentar brotes de enfermedades como sarampión, difteria, tos convulsa, tétanos, etc.
Hay enfermedades que habían desaparecido gracias a las vacunas y ahora vemos que han comenzado a resurgir. Como ejemplo más preocupante es el de sarampión que en Brasil, Venezuela y Centroamérica y otras partes del mundo están provocando un número importante de casos. La Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (Slipe) realizó un informe que muestra la importancia de mantener los planes de vacunas completos, porque existe el riesgo de que comiencen a reaparecer enfermedades inmunoprevenibles por la falta de cobertura en los chicos. Otro ejemplo es la vacuna antigripal que se aplica en niños de 6 meses a 2 años de edad y que requiere la aplicación de 2 dosis para que sea efectiva. La primera dosis la han recibido menos del 60% de los niños mientras que la segunda dosis sólo la completó el 30%. Lo mismo está sucediendo con otras vacunas como la triple viral, meningococo, etc. Por todo esto queremos informar a la población la importancia que tienen las vacunas como mecanismo de prevención individual y comunitaria, recalcar que en los lugares de vacunación se han tomado todas las medidas de prevención para que este acto sea absolutamente seguro para el niño y los familiares a cargo.
Como mensaje, una sociedad sana es aquella que tiene su esquema de vacunas completo, vacunemos a nuestros niños e individuos de riesgo.
*Jefe Honorario de Infectología del Hospital Italiano.