CORONAVIRUS
Tiempo de oportunidades

La ilusión y el humor, en tiempos de pandemia

Tener una actitud diferente en la vida no significa ignorar o rechazar la realidad sino tomar otra perspectiva frente al presente y al futuro.

sonrisa dientes cara pixabay
Sonrisa | Gerd Altmann / Pixabay

La pandemia nos pone ante la ocasión de ser protagonistas de un momento excepcional en la historia de la humanidad, tanto por la peste que la azota, como porque se da en un tiempo donde el poderío tecno-científico tiene logros que se multiplican a un ritmo vertiginoso.

Nos afligen, simultáneamente, el riesgo al contagio como las consecuencias del aislamiento. En este sentido, no alcanza con esperar la efectividad de la ciencia en búsqueda de la vacuna; es importante, también, que prestemos atención a nuestro malestar.

¿Es posible convertir, este momento, en una oportunidad para hacer algo diferente, a partir de nuestras ilusiones y del humor? ¿Tiene sentido hablar de ilusiones en esta época?

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Tal vez estemos desmoralizados, sin encontrar algo que valga la pena o sin un motivo para comenzar el día. Puede que tengamos momentos de resignación, bajo el peso de las circunstancias, lejos de lo que esperábamos vivir.

¿Preguntarnos por nuestras ilusiones, no será refugiarse en una fantasía, como el que se embriaga con sustancias, o escapa de hacerse cargo de sí, con una actitud de abandono o de autocompasión?

Puede que tengamos momentos de resignación, bajo el peso de las circunstancias, lejos de lo que esperábamos vivir.

Es un obstáculo pensar que existe contraposición entre realidad e ilusión, tomando esta última como un espejismo imaginario. Si prestamos atención al origen de la palabra ‘ilusión’, podemos notar algo importante; proviene del vocablo ´jugar´ y con el uso se llega a ´ilusión´, como engaño. Rescatando la procedencia desde lo lúdico, cobra valor el lugar de la expectativa fantasiosa; como cuando hablamos de ´tener ilusiones´. Sin ellas, no podríamos hacer proyectos.

Para darle un sentido determinado a la realidad, es necesario acercarnos a ella con una actitud particular. Es esa la posición desde donde la observamos e interpretamos. Si es ilusionada, lo que importa no es el contenido -lo que ilusionamos- sino la actitud de anticipación, que nos permite realizar una búsqueda abierta a las sorpresas; las que ofrecen los encuentros fortuitos.

Esta actitud de confianza en un futuro a construir activamente, la podemos diferenciar de la simple seguridad que nos ofrece el presente, p. ej., de la mesa donde estamos apoyados, o de cuando buscamos certezas que sólo las podemos encontrar en el pasado, como la de que el sol salió a la mañana.

Aun en el aislamiento, la vida no se reduce a lo inmediato ni al pasado. Así, podemos estar atentos para dar respuesta a algún llamado que la realidad pueda hacernos, en función de algo por venir, del mismo modo que sucede con una promesa.

Cuando el humor está al servicio de la ilusión, da la oportunidad de emanciparse del amedrentamiento que genera la incertidumbre

La segunda cuestión es el humor. Cuando el problema somos nosotros mismos, es posible recurrir a una actitud propia del que posee esa no tan frecuente capacidad, la del humor.

Hay distintas modalidades de lo cómico; la del humor permite liberarse de las trabas propias. En especial, el que toma la vida con humor, no ignora ni rechaza la realidad sino que asume otra perspectiva desde su actitud vital.

Cuando el humor está al servicio de la ilusión, da la oportunidad de emanciparse del amedrentamiento que genera la incertidumbre o la severidad de lo que acontece, y se presenta como una ocasión de tomar una posición distinta; de hacernos cargo en forma activa de lo que vivimos.

Se puede, así, convertir este momento en una oportunidad de inventarnos, a partir de lo que nos es dado, en un devenir como obra.

*Doctor en Psicología y profesor adjunto a cargo de Psicopatología General de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.