Daniel Innerarity, filósofo y ensayista, profesor en la Universidad del País Vasco, explora con sutileza, en un lenguaje accesible pero no por ello simplificador, las consecuencias del Confinamiento que la pandemia de coronavirus provocó en casi todo el mundo. “Tal vez, dice Innerarity, uno de los grandes aprendizajes de la crisis es lo mucho que le debemos a esa sociedad diferenciada que tiene mala prensa como una sociedad del anonimato, del estrés, de la indiferencia, vamos a valorar el efecto positivo que ella tiene sobre los seres humanos", explica en su diálogo con el ensayista político y cultural Alejandro Katz y el doctor en historia Nicolás Kwiatkowski.
“Nuestra civilización se fundamenta -explica Innerarity- en una dualidad entre la distancia y la proximidad, entre lo público y lo privado, entre lo cercano y lo lejano.” La construcción de la sociedad es, sostiene, la construcción de la distancia: las grandes ciudades, el mercado, las instituciones educativas construyen distancia. Simultáneamente con ese distanciamiento, nuestra civilización siente una gran nostalgia de la proximidad que se expresa en la reivindicación de las políticas de proximidad, la búsqueda de productos locales o la nostalgia conservadora de la familia.
Esta articulación de la distancia y la proximidad ha cristalizado en modos de vida, y se tradujo en una configuración psicológica en virtud de la cual, sin darnos demasiada cuenta, gestionamos las dosis adecuadas de proximidad, indiferencia y conflicto. Hay un espacio para la proximidad, en la familia y entre los amigos; hay un espacio de indiferencia, cuando nos desplazamos en el transporte público, o hacemos las compras en una tienda; y un espacio de conflicto que emerge en la escuela o en el trabajo. Pero de repente, “de una manera brusca, sin ninguna preparación”, dice Innerarity, el confinamiento amputó de nuestra vida todo el ámbito de la indiferencia y del conflicto, y nos limitó al ámbito de la proximidad -donde, por supuesto, también surge el conflicto.
“No estábamos preparados para vivir entre cuatro paredes, pero sobre todo para una dosis excesiva de proximidad.” A explorar las dimensiones filosóficas, sociales y psicológicas de esa supresión de la experiencia de la distancia, de lo público, de lo lejano se dedica esta entrada del Léxico de la Pandemia.
P.M.