Si bien su punto fuerte son dramas como Los Soprano, también se ha especializado en comedias. Al igual que en los hoy clásicos que le otorgaron el reinado mundial en cuanto a calidad en la pantalla chica, a la hora de hacer reír la señal de la Warner también ha sabido diferenciarse del resto. Y acertando, una vez más. Prueba de ello es Curb Your Enthusiasm, por nombrar solo una, donde Larry David daba rienda suelta a todo lo que le había quedado en el tintero a la hora de hacer Seinfeld, y demostraba que le quedaba cuerda (y mala leche) para rato.
En esa línea Veep permite que se luzca Julia Louis-Dreyfus, la inolvidable Elaine de Seinfeld. En la serie, la actriz encarna a Selina Meyer, una congresal que se lanzó a la presidencia y terminó por ser “la vice” (de ahí el título original). Dado que los sistemas políticos norteamericanos y argentinos son bastante similares, para el público local resulta fácil captar que la idea de la serie es mostrar a una persona que aspiraba a todo (presidencialismo, al fin y al cabo) y termina en un cargo honorario, irrelevante por más que se utilice como moneda de cambio a la hora de forjar alianzas: obtener algo (lo que sea) a cambio de, casi literalmente, nada (la vicepresidencia). Salvo el rol de desempate en alguna votación crucial, que puede darse cada unos cincuenta años, o que se muera el titular del Ejecutivo (de hecho, la serie bromeaba mucho en sus primeras temporadas con el deseo culpable, y no tanto, de Meyer por que el presidente estirara la pata), el cargo es decorativo.
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Con un sistema de diálogos rapidísimos y filosos, a los que hay que prestar atención, Veep plantea, desde Estados Unidos, algo vigente para el resto del globo terráqueo: algo huele a podrido, y es el sistema representativo. La Selina Meyer de Dreyfus ha sufrido una más que interesante mutación: comenzó siendo una víctima del sistema, y con el correr de las temporadas se convirtió lisa y llanamente en un ser despreciable, lo cual le resulta indispensable para sobrevivir en el sistema.
La serie se regodea también en lo que muchos sospechamos: los asesores, que la van de sabelotodos en público, y en el fondo no son más que asnos obsecuentes cuyo único objetivo es mantener en el poder a quien los contrató. Por más que, claro, nadie sepa bien para qué quieren el poder, a excepción de salir en muchas fotos y hacer uno que otro negocio personal.
Calificación: Muy buena
CP