La tecnología visual se incorporó a la cultura humana de manera definitiva. Esta sentencia parece pomposa y hasta cruel. Pero no, los hechos lo demuestran: el celular, o teléfono móvil, es el tercer ojo sin párpado, la gran extensión artificial del hombre. Y las nuevas generaciones adoptaron esa herramienta alterando las tradiciones en periodismo, documental, televisión, transmisión satelital, música, educación; e incluso en la lectura misma, cada vez más breve, concisa, elemental.
En términos de “contenido”, ya nada resulta inaccesible. Y la avidez de las nuevas audiencias requiere una formación en ciertos rubros; por ejemplo, el arte. Sin visitantes, sin la sed por ver la obra en vivo, los museos y la industria turística están condenados a la extinción. Resulta ridículo, por tanto, prohibir que se tomen fotografías de las obras expuestas. Entonces, llegó el momento de difundir ese caudal para todo el planeta, hacer viral el arte, algo mucho más económico que una campaña publicitaria global: cada celular es un potencial agente de difusión. La ecuación, entonces, ofrece una solución que evoca la consigna de la Revolución francesa.
Desde el 8 de enero de este año, Paris Musées (parismuseescollections.paris.fr), el sitio web que nuclea a los 14 museos municipales, ofrece de manera abierta, gratuita y sin restricciones más de cien mil reproducciones digitales de sus obras. Los museos implicados: Catacombes de Paris; Crypte Archéologique de l’Ile de la Cité; Maison de Balzac; Maison de Victor Hugo - Hauteville House; Musée Bourdelle; Musée Carnavalet; Musée Cernuschi - Musée des Arts de l’Asie; Musée Cognacq-Jay, le Goût du XVIIIe; Musée de la Libération de Paris - Musée du Général Leclerc - Musée Jean Moulin; Musée de la Vie Romantique; Musée d’Art Moderne; Musée Zadkine; Palais Galliera - Musée de la Mode, y Petit Palais, Musée des Beaux-Arts.
Sacar la tecnología de las aulas
La información de prensa detalla: “El lanzamiento bajo licencia Open Content contribuye a la difusión de colecciones y refuerza acciones a favor de un mejor acceso al arte y la cultura. (…) Estos datos abiertos garantizan el libre acceso y la reutilización de todos los archivos digitales, sin restricciones técnicas, legales o financieras, para su uso comercial o no”. Todo el material se encuentra en diferentes formatos: alta definición, gigapíxel (donde se aprecia la habilidad técnica del artista y detalles casi invisibles) y escaneos 3D, que permiten la reproducción como obras táctiles, ya para apreciar el trazo de la pintura, ya para acercarla a los no videntes. Esto también resguarda a una obra frágil, en restauración o prestada a otra institución. Las imágenes, además, están vinculadas a detalles técnicos y ensayos sobre la historia del arte. De esta manera, pueden hacer todo el merchandising que se les ocurra, incluso decorar la casa con reproducciones impresas en alta definición o en 3D (atención arquitectos). Algunos artistas implicados en esta oferta: Claude Monet, Pierre Bonnard, Gustave Courbet, Paul Cézanne. Pero la lista es extensa, y la diversidad, maravillosa; acudir al sitio web es una experiencia estética sin desperdicio.
Esta iniciativa no es la primera: dos museos internacionales ofrecen imágenes en alta definición de sus colecciones bajo las mismas condiciones de libertad digital. El Rijksmuseum de Amsterdam, con casi 668 mil imágenes (www.rijksmuseum.nl) y el Museo Metropolitano de Nueva York, con 406 mil imágenes (www.metmuseum.org). El holandés entrega obras de Rembrandt, Vermeer, Rubens, Avercamp, Luyken, Durero, Both, Maes, Goya, Havicksz Steen, De Hooch, Groep, Van Leyden, Piero di Cosimo y muchos más. Mientras que el Met ofrece, bajo la consigna “Experimente 5 mil años de arte”, obras de Cézanne, Vermeer, Pissarro, Van Dyck, Corot, Manet, Delacroix, Renoir, Veronese, Campi y Degas, entre otras. En ambos casos, brindan imágenes de diversas colecciones que van de armas a numismática, de grabados a vestuarios.
En sí, este ingreso al arte y su historia en forma gratuita y libre tira por tierra las reticencias de los funcionarios de museos del resto de los países: el patrimonio cultural disponible es de la humanidad, y compartirlo, una obligación. De este modo, la preservación y la difusión aseguran la perduración del interés en los nuevos consumidores. Porque hoy el espectador está en todas partes, aun en el confín más lejano del planeta.