En el concepto de obra literaria no importa el soporte. Sea luz de pantalla, papel encuadernado, el insomnio ordena el caos al pensar, lo hace consecutivo en frases, párrafos. Entre novela y diario, el comentario crítico de saberes circulantes del post siglo XXI (desde universidades, fundaciones, papers, y todo aquello que puede ser noticia o mito), La economía de la soledad consagra la postergación de la identidad cultural: eleva la prosa y supera al solipsismo, al aislamiento como estado natural del intelecto sumiso, adecuado.
Cómo tratar al caballo, qué hacer en el campo ante una tormenta eléctrica, cosas de baqueano, degollamientos, perros callejeros de la profunda Córdoba auricular hacia Groenlandia, Japón, Chernobyl. Y Moravia, Churchill, Barthes, Hemingway, Bradbury, estrellas dispersas que musitan.
Cuando llegamos al abandono de la conversación, cuando creemos que no existe paridad conceptual, ahí aparece el verdadero riesgo de la soledad. Este libro es un conjuro contra ello, porque enfrentamos una muy distinta a la del origen de la civilización: nuestra soledad liba de fobias y conjeturas, produce la inactividad que deriva en la disolución de la identidad única, estética. Esta invasión que vivimos es un rostro, la pupila, también el tono de las cuerdas vocales. Somos mensurables más allá del ADN. Pero, ¿cómo detectar al escritor tras un párrafo? La imaginación puede con todo algoritmo, he aquí la prueba. No hay economía sino derroche, generosidad como lector e intérprete: un gesto desde la otra orilla para evitar la ignorancia y el olvido. Ribba, rebelde, ofrece este artefacto contra la dominante opacidad del reconocimiento para ser valorado por encima de lo fútil.
La economía de la soledad
Autor: Gastón Ribba
Género: cuentos
Otras obras del autor: El campito; Las estrellas federales; Rock barrial; Villa Celina; Objetos maravillosos; Amor bajo cero
Editorial: Recovecos-Caballo Negro, $ 500