CULTURA
nuevas voces

Dar testimonio: las claves de la literatura joven

La última edición de la Bienal Arte Joven Buenos Aires dio como resultado cinco libros que permiten trazar un panorama de la nueva escena. Feminismos y experiencia compartida.

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Miradas. La tendencia de los trabajos mostró un afán por temas de actualidad: feminismo, aborto y luchas sociales. | Cedoc Perfil.

Ninguna escritura es ajena al contexto social y generacional. Ya lo decía Carlo Guinzburg en su célebre texto El queso y los gusanos: “De la cultura de su época y de su propia clase nadie escapa, sino para entrar en el delirio y en la falta de comunicación”. Esto puede verse en los trabajos de autores y autoras de entre 18 y 32 años que resultaron ganadores en el rubro Literatura de la Bienal Arte Joven Buenos Aires.

El saldo fue de tres novelas, una antología de cuentos y una antología de poesía, en las cuales se reúnen 15 voces respectivamente. Dentro de este conjunto, se percibe una heterogeneidad que, sin embargo, avanza hacia una misma dirección. Selva Almada, jurado dentro de la categoría Novela, señala a PERFIL: “Más que en lo estilístico, noté una insistencia en los temas, un afán por hablar de temas actuales como el feminismo, el aborto o la violencia de género, sobre todo en las autoras mujeres”.

En las obras se encuentran presentes distintos cuestionamientos, que van desde la sexualidad hasta el lenguaje mismo. Con una nueva perspectiva respecto de los posicionamientos políticos, además de correr nuevos riesgos a la hora de la escritura, los jóvenes reclaman su lugar. “En algún sentido será la generación bisagra entre dos mundos”, señala Paula Brecciaroli, editora de Conejos, uno de los sellos encargados de editar las obras ganadoras.

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Frescura y convicción. En referencia a las tres novelas publicadas: Bajo lluvia, relámpago o trueno (Entropía, Premio del jurado) de Fermín Acosta, Chau chau chau (Editorial Conejos) de Florencia Gómez García y Esto que me pasa (Editorial Notanpuan) de Fremdina Bianco, fueron el resultado de una selección dentro de ocho obras finalistas que se trabajaron en una clínica con Hernán Ronsino. Una de las particularidades es que los tres autores nacieron en 1990. Félix Bruzzone, uno de los jurados seleccionadores, señala a PERFIL en relación al conjunto recibido: “Veo cierta conciencia del agotamiento alcanzado por las llamadas escrituras del yo y cierta voluntad de torcerles la muñeca desde adentro”. Almada, quien compartió jurado con Bruzzone y Editorial Entropía, agrega: “No noté el predominio de una corriente, aunque en las temáticas se coincidía bastante. De hecho, las tres novelas que fueron publicadas son diversas entre sí”.

En un mundo cada vez más hiperconectado, hay un cruce de disciplinas, intereses y registros

En esa dirección, ocurre un fenómeno interesante al ver el conjunto de estas obras: las influencias híbridas con la que cargan los autores y autoras. En un mundo cada vez más hiperconectado, hay un cruce de disciplinas, intereses y registros. Al respecto, Bruzzone sentencia: “Veo legados de todo tipo y cada vez menos literarios”. Entre esa serie de influencias, el contexto inmediato, cruzado por la economía, la conquista de derechos y los avatares políticos, gana protagonismo. “Hay en la escritura de esta generación cierta frescura, una plasticidad propia y lúdica que no encuentro tan presente en escritores que sean unas décadas mayores. También rescato la presencia del compromiso político y de las luchas sociales”, opina por su parte Brecciaroli, de Editorial Conejos, sello que publicó la novela Chau chau chau. Escrita por Florencia Gómez García, la historia propone a una adolescente fanática a la TV que acaba de ganar un departamento en un famoso programa de entretenimientos en medio de la crisis argentina de 2001. “Es un libro que juega en el límite preciso entre la parodia y el drama”, comenta Brecciaroli.

La novela Esto que me pasa, publicada por Notanpuan, es una historia ubicada en un pequeño pueblo de Misiones. Narrada de manera coral, tres mujeres jóvenes exponen sus historias de amor, secretos y desencantos en una red social tan opresiva como desigual. Escrita por Fremdina Bianco, este relato se introduce en un contexto en el que los distintos feminismos ganan protagonismo a la hora de contar, y también de denunciar.

En tanto, la novela premiada por el jurado, Bajo lluvia, relámpago o trueno (Entropía) de Fermín Acosta, la protagonista cuenta en primera persona cómo tuvo que cruzar junto a otras dos mujeres en carro toda una provincia para trasladar el cajón de su madre. La difunta, sin embargo, también tendrá voz en la historia para llenarla de profundidad y misterio. “Me sorprendió su búsqueda: una novela ambientada en el siglo XIX en La Pampa, con una manera de escribir muy precisa y madura para su edad”, destaca Selva Almada.

Lo salvaje subsiste. En relación con la poesía, la antología Les poetas (Gog & Magog) reúne 15 voces que, pese a sus matices y diferencias, son parte de un mismo registro. Roberta Iannamico, una de las jurados que eligió a los ganadores, señala en el prólogo que se trata de “un coro, una sola voz con sus matices y modulaciones”. La presencia de las distintas corrientes feministas puede verse a lo largo de todo el libro. “Encuentro esta antología empapada por la ola feminista. La ola arrasa, revuelca, salpica”, complementa Iannamico.

Alejandro Crotto, otro de los jurados junto a Vanina Colagiovanni de Gog & Magog, comenta a PERFIL que “todos los trabajos son muy personales, cada poeta trae un mundo propio”. Para el autor nacido en Buenos Aires en 1978 predomina “un estilo ‘no retórico’, descuidado a fin de ganar soltura y expresividad“. Además, a lo largo del material se puede constatar cómo, en palabras de la poeta marplatense Agustina Catalano –una de las autoras que integran la antología– lo salvaje subsiste en relación al deseo por encontrar nuevas maneras de expresarse mediante la escritura poética. “Fue muy lindo volver a constatar el deseo de escribir poesía: como dijo un poeta porteño que nació hace cien años: ‘nunca terminará, es infinita esta riqueza abandonada”’, concluye Crotto citando a Edgard Bayley.

Por su parte, los 15 cuentos que conforman Divino tesoro comparten el mismo fenómeno que la antología poética: una unión que se hace aún más fuerte en la variedad. Vera Giaconi, una de las jurados junto a Federico Falco y Mardulce Editora, señala en el prólogo que los relatos “muestran cómo la búsqueda por transmitir la experiencia de un significado o una sensación verdadera puede hacer que un cuento se vuelva, además, una experiencia inolvidable”. En este libro, en definitiva, se presenta un grupo de voces del que se puede esperar mucho en un futuro no tan lejano.