Sly Stone, una de las figuras más innovadoras e influyentes de la música negra del siglo XX, falleció este lunes a los 82 años en Los Ángeles, tras una prolongada lucha contra la EPOC y otras complicaciones de salud. El artista murió en paz, rodeado de sus hijos y seres queridos, según confirmó un comunicado oficial. Su muerte marca el fin de una era, pero su legado sigue vibrando en cada nota del soul, el funk y el hip hop contemporáneos.
Nacido como Sylvester Stewart, Sly fue locutor de radio, productor y músico antes de fundar en 1966 la banda Sly and the Family Stone, que mezcló soul psicodélico, rock y funk en una fórmula única. En un mundo todavía marcado por la segregación racial, su banda multirracial y mixta en género rompió moldes no solo musicales, sino también sociales. Su breve pero fulgurante carrera dejó una huella profunda que inspiró a artistas como Prince, George Clinton, Red Hot Chili Peppers, OutKast y Janelle Monáe.
Una discografía que cambió el curso de la música
A lo largo de apenas cinco años de actividad intensa —entre 1967 y 1972— Sly Stone redefinió los códigos de la música popular. Su enfoque rítmico, el uso innovador de la tecnología (como la caja de ritmos) y su compromiso lírico con la inclusión y la justicia social dejaron un legado eterno. Aquí, diez canciones imprescindibles para comprender su genio creativo:
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Underdog (1967): Primer manifiesto musical de Sly. Fusión de soul, jazz y big band, con una letra que denuncia la discriminación hacia los marginados.
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Dance to the Music (1967): Su primer gran hit y base fundacional del soul psicodélico. Un llamado explosivo al baile que definió el nuevo sonido del grupo.
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Everyday People (1968): Himno a la igualdad y la diversidad, con un mensaje pacifista influido por el asesinato de Martin Luther King Jr. Frase icónica: "Different strokes for different folks".
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Sing a Simple Song (1968): Lado B de “Everyday People”, con estructura proto-rap, pura energía funk y una de las baterías más sampleadas en la historia del hip hop.
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I Want to Take You Higher (1969): Interpretada en Woodstock a las 3 de la mañana, representa el clímax sonoro del grupo: psicodelia, espiritualidad y euforia musical.
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Thank You (Falettinme Be Mice Elf Agin) (1969): Una línea de bajo icónica y un grito de autenticidad. Funk puro con una lírica que ya anticipa el desencanto post-60.
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Everybody Is a Star (1969): Celebración coral del talento colectivo. Más introspectiva, pero igual de poderosa.
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Family Affair (1971): Primer gran éxito con caja de ritmos. El lado oscuro del funk, con una atmósfera tensa que retrata los conflictos familiares y sociales de la época.
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Que Sera, Sera (Whatever Will Be, Will Be) (1973): Única versión de un tema ajeno en el repertorio del grupo, llevada al terreno del soul con la voz de su hermana Rose.
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If You Want Me to Stay (1973): Última gran joya de su discografía. Funk minimalista, voz quebrada y una súplica íntima que hoy resuena como epitafio: “Para que me quede, debo ser yo mismo”.
A partir de los años 70, su carrera fue marcada por una creciente adicción al crack y una progresiva reclusión. Llegó a vivir en un motorhome y a cancelar presentaciones sin previo aviso. En paralelo, su influencia crecía sin cesar: fue inducido al Rock and Roll Hall of Fame en 1993, homenajeado en los Grammy en 2006 y reinterpretado por figuras como will.i.am, Janet Jackson y Chuck D.
Su autobiografía Thank You (Falettinme Be Mice Elf Agin) y el reciente documental Sly Lives!, producido por Questlove para Disney+, rescatan el testimonio de un creador irrepetible que definió el groove y la rebeldía de una generación.
LV/ff