“Tenemos muchos escritos en estilo sarcástico que rechazan la idea de que Dios existe. Pero, que yo sepa, nadie ha refutado de manera concluyente la existencia del diablo.” La cita pertenece al escritor argentino C.E. Feiling, evocado por Luis Chitarroni en el prólogo a su novela El mal menor. Decir adiós actualiza el concepto del mal absoluto en el recuento de muertes ocurridas en Argentina, tanto sociales como políticas, fruto de una serie de acontecimientos donde lo tanático toma la forma de recurrencia enfermiza, calificable como perversa.
El signo del terror ha marcado la conciencia histórica; de hecho, Morandini señala la falta de respeto y ética para con las víctimas. El uso político, la explotación de imágenes paganas, el carácter simbólico forzado, incluso la repetición cínica de consignas sin sustento. Este salvajismo conceptual y utilitario produjo un rechazo en la población, a la vez que justifica un olvido inquietante. Y este libro viene a llamar la atención, con precisión, claridad, con pleno conocimiento de que la enumeración resulta escasa. Porque allí donde señala el lector discute con el propio saber histórico, también con el que proviene de la experiencia.
En sí, la Argentina no se debate más entre la civilización y la barbarie porque ha logrado establecer una civilización bárbara, cruenta, que a los muertos de la pandemia de covid los convirtió en invisibles, a la vez que canceló las restricciones sanitarias con la idolatría al féretro de Maradona en la Casa Rosada. Lo actual insiste y aumentan las víctimas por drogas hospitalarias contaminadas. De esta manera la ilegalidad es norma de conducta, al igual que la corrupción habilitación de riqueza irrestricta.
El prólogo a esta edición es de la hija de Fernando Branca, Victoria. Su padre desapareció a manos del dictador Massera, una de las máscaras diabólicas que hizo de todo otro botín de guerra. Helena Holmberg y Héctor Hidalgo Solá no eran el enemigo apátrida subversivo, como tampoco lo eran los oficiales de la Marina que formaban parte del Banco de Ultramar y sufrían extraños accidentes por disentir con los lineamientos comerciales del Almirante Cero.
La trama se abre y proyecta hacia el pasado en una búsqueda de reflexión por parte de Morandini, porque como legisladora y militante por los derechos humanos, sabe qué intereses tienen por objeto la banalización de la memoria, la dilación de la Justicia y el ocultamiento de la historia. Es un momento clave en la política argentina, donde la desmovilización individual, la falta de compromiso ideológico, la precariedad y el individualismo extremo (reactivo a la exclusión), nos deja con la conciencia social adormecida.
Lo empático de Decir adiós reside en que lleva al lector hacia la incomodidad de las preguntas más apropiadas respecto a las zonas opacas de la argentinidad. Con seriedad, compromiso y prolija lucidez, Morandini plantea que debemos abrazar la verdad para encontrar la otra, la negada. Que así sea, por fin...
Decir adiós
Autora: Norma Morandini
Género: ensayo
Otra obra de la autora: Silencios; De la culpa al perdón; La mala bestia; El harén; La gran pantalla; Catamarca
Editorial: Libros del Zorzal, $ 16.900