El mito del Gauchito Gil persiste en el fervor creyente de miles de argentinos en toda la geografía nacional. En los últimos años, la figura de este bandido rural –un verdadero justiciero a lo Robin Hood- fue ganándose un lugar cada vez más notorio en la cultura popular con cada vez más adeptos.
La emblemática figura de este gaucho insumiso que robaba a los ricos para darle a los pobres y que huía de la ley de los poderosos fue retratada por el reportero gráfico y periodista Sebastián Hacher, quien publicó las imágenes en el libro Guachito Gil, a través de la Editorial El Colectivo. Algunas de las fotos pueden verse en la Galería de imágenes.
"El Gauchito Gil es patrimonio de los que no piden permiso para andar por el campo y defender a los humildes", afirmó Hacher en conversación con perfil.com.
"Sus seguidores no pidieron permiso para santificarlo y nosotros no pedimos permiso para hacer el libro, que lo hacemos en forma cooperativa a través de la Editorial El Colectivo", agregó.
La figura de Antonio Mamerto Gil, tal el nombre real del gauchito, trasciende más allá de sus devotos, que se congregan año a año en el santuario ubicado en Mercedes, provincia de Corrientes, y que le rezan en altares en los parajes más remotos y en las barriadas más humildes de todo el país.
En el libro, Hacher, un joven y versátil comunicador que suele viajar para desarrollar sus fotografías y reportes de distintos aspectos la realidad social, advierte sobre el Gauchito Gil: " Tenga cuidado. Es muy poderoso. Una mujer le pidió no ver más a su hermana, y al tiempo quedó ciega, atrapada en la gramática de su deseo".
Hacher viajó a Mercedes para presenciar la procesión del 8 de enero. En su libro, refleja la devoción de los miles de peregrinos que se dan cita para adorar, agradecer y pedir favores al mítico gaucho, siempre a cambio de una ofrenda. No lo hace desde la distancia o desde una pretendida objetividad. Sus fotografías y sus textos trasmiten un inmenso respeto por este santo popular.
En el prólogo del libro, la periodista Miriam Lewin, califica al Gauchito Gil como un "Cristo criollo" y afirma que "Sebastián se adentra en esta devoción como un creyente más".
"Para él, el Gauchito no es un fenómeno antropológico que mira con la lupa del investigador porque se emociona con lo que ve y no desmenuza el fenómeno. No retrata tampoco como un artista: es el vehículo de un sentimiento que desborda e inunda las páginas. Por eso sus imágenes y sus textos son tan potentes, tan comprensivos, tan piadosos. Por eso su lente y sus palabras reconocen, transmiten, conmueven", señala Lewin.
Este miércoles 8 de agosto a las 19 horas, Hacher presentará el libro Gauchito Gil, en Tacuarí 1444, en el centro comunitario del Movimiento de Trabajadores Desocupados "Darío Santillán" de la Ciudad de Buenos Aires.
Antonio Mamerto Gil adquirió su carácter de divinidad, cuando se dio a conocer la noticia de que la policía lo había asesinado. Cuenta el mito, que antes de que lo maten, el Gauchito le dijo al oficial una palabras que se constituirían en premonitorias.
"Vos me estas por degollar, pero cuando llegues esta noche a Mercedes, junto con la orden de mi perdón, te van a informar que tu hijo se está muriendo de mala enfermedad. Como vas a derramar sangre inocente, invocame para que interceda ante Dios Nuestro Señor por la vida de tu hijo, porque la sangre del inocente suele servir para hacer milagros", cuentan que dijo.
Cuando el policía llegó a su casa, efectivamente su hijo se estaba muriendo, por lo que le hizo caso al Gauchito Gil. De esta manera, se convirtió en su primer devoto.