CULTURA
Ensayo

La influencia del post romanticismo en los movimientos artísticos de fines del siglo XIX y el siglo XX

Fauvismo, cubismo, futurismo, vorticismo, sincronismo, arte abstracto, surrealismo, dadaísmo, expresionismo, expresionismo abstracto, pop, op-art, minimalismo, post-minimalismo, arte conceptual, realismo fotográfico y muchos otros, articulan una inquietud artística que tiene puntos en común en el cuerpo representado. Quinta entrega de la serie "La desaparición del cuerpo en el Arte Conceptual".

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"La familia del pintor", Giorgio de Chirico, 1926; Tate Modern, Londres, Gran Bretaña. | CeDoc

La idea es que las leyes ocultas del Romanticismo seguirán determinando nuestro sino desde fines del siglo XIX hasta los ‘60 en el siglo XX. En el arte, tanto el impresionismo, como el expresionismo y el surrealismo, como los demás movimientos, son la expresión de lo oculto, de una ley que trasciende la razón. Y el cuerpo será el principal protagonista de la expresión.

El Impresionismo intenta plasmar la luz, la impresión visual y el instante, porque la entidad y la identidad son pura luminiscencia, la ley es la luz. Si hasta entonces se pintaban formas identitarias, los impresionistas pintarán el momento de luz, más allá de las formas aparentes. Estará el cuerpo que ahora será pura luz.

El Expresionismo plantea la deformación del cuerpo para “descubrir”, para indagar en el interior de la emoción, del pensamiento, de la vibración. La visión subjetiva del ser humano prima sobre la descripción objetiva de la realidad que se expresa, en la mayoría de los casos, como cuerpo. Es cierto que en los retratos del Renacimiento -y del Barroco italiano y holandés- se indaga la persona, pero el expresionismo intenta superar esa fase internándose detrás de la máscara, en la misteriosa identidad.

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El Surrealismo es un movimiento literario y artístico que busca trascender lo real, a partir del impulso psíquico tanto de lo imaginario como de lo irracional. Es la oposición a la razón positivista, también la rebelión contra las convenciones literarias de la Ilustración. La literatura surrealista pretende expresar la verdad mediante una escritura automática, explorando la verdad oculta que no se somete a la razón, que surge directamente sin atravesar el filtro del logos, sin someterse al intelecto.

Los cuerpos surrealistas tampoco están sujetos a la razón, se pretende que nazcan del inconsciente o del alma, como se prefiera. El Surrealismo, usa al cuerpo y al desnudo como protagonistas. La obra surrealista es intensamente onírica, reflejando el interior que está detrás de la máscara, atrás del cuerpo, paradójicamente usando el cuerpo. Se pone énfasis en la imaginación, la fantasía y el mundo de los sueños, con la influencia del psicoanálisis.

En los tres movimientos reseñados, se expresa una realidad oculta, que yace atrás de la razón y se sostiene que esa es la verdadera realidad, mientras que la razón expresada como mímesis es un engaño formal. Freud y Jung, más allá de sus diferencias, interpretan la conducta humana, la literatura y el arte desde el inconsciente, el cual es abordado mediante los sueños y los arquetipos, pero también mediante la interpretación de los mitos, leyendas, religiones, etc. Así la razón flota en la superficie. Y el cuerpo representará ese destino oculto, ese sino inevitable.

El cubismo asume como postulado indemostrable que los cuerpos geométricos están atrás implícitos en los cuerpos humanos y detrás de todos los objetos. De algún modo es un regreso a los griegos, a la magia de su geometría que medía -y dominaba- el misterio de la Tierra, una construcción del cosmos que nos permite sobrevivir al terror del caos original.

Nuevamente se busca una Ley oculta. El cubismo “descubre” la geometría oculta en el cuerpo y en la naturaleza real, devela las formas regulares que nos gobiernan y que se encuentran ocultas en la infinitud de las formas de los cuerpos. Entonces, la geometría nos permite transformar el caos en cosmos: todas las infinitas formas, por diferentes que sean, participan de ciertos cuerpos universales con los que se puede “medir la Tierra”, cuerpos geométricos que están inscriptos inevitablemente en el cuerpo humano. La abstracción geométrica rescata dichas formas comunes a todas las formas, muestra la esencia, el ser, el logos de la forma oculta en los accidentes.

¿Es casual o deliberado el uso del cubo? El cubo es uno de los sólidos platónicos y representa a la Tierra, la estabilidad, la consciencia, la razón. De modo que el uso del cubo somete el caos de las infinitas formas de la naturaleza, a la razón, a la estabilidad. ¿El uso del cubo para racionalizar el mundo surge del conocimiento del Timeo o de un arquetipo, un pathosformel que guía nuestra consciencia? En Timeo, Platón asocia al fuego con el tetraedro; al aire, con el octaedro; al agua, con el icosaedro; a la Tierra, con el cubo; e indica que como aún es posible una quinta forma, el dodecaedro, Dios ha utilizado este cuerpo para el universo

Cualquiera sea el origen de la elección, el cubismo es parte del postromanticismo; de nuevo hay una ley oculta que estructura las aparentes diferencias de los cuerpos, los objetos y la naturaleza. La intención postromántica se confirma en el cuerpo, que siempre exhibirá nuestro interior, porque ha quedado lejos la libertad de la razón y el cuerpo conjura los deseos, las pulsiones inevitables del subconsciente.

Desde los primeros años del siglo XX el cuerpo se vuelve menos representativo y en general más expresivo del erotismo, del deseo de vivir, de la fuerza que impulsa la existencia del interior de la consciencia. Los límites religiosos se han abandonado hace mucho, como lo demuestran tantos artistas de la época: Dante Gabriel Rosetti, Franz von Stuck, Gustav Klimt, Ernst L. Kirchner, Félix Valloton, Amedeo Modigliani, Egon Schiele y tantos más.

En todos los movimientos la Ley es invisible, está atrás, en la “Noche Oscura del Alma” de San Juan de la Cruz y en la “Noche Oscura” de Novalis (San Juan de la Cruz, poema, “La Noche Oscura del Alma”; Novalis, poema, “La Noche Oscura” en “Himnos a la Noche”). El cuerpo desnudo contiene un mensaje erótico, una pulsión de vida que viene desde la noche.

Danto caracteriza este período que excede el medio siglo, diciendo que en la época lo más importante era crear un movimiento basado en una teoría, que la obra de arte en sí. Señala que hubo infinidad de “movimientos” y que si tenían éxito también tenían una consecuencia económica: ni los museos, ni los coleccionistas podían prescindir de esas obras.

“Piénsese en la asombrosa sucesión de movimientos artísticos en nuestro siglo: el fauvismo, los cubismos, el futurismo, el vorticismo, el sincronismo, el arte abstracto, el surrealismo, dadaísmo, el expresionismo, el expresionismo abstracto, el pop, el op-art, el minimalismo, el post-minimalismo, el arte conceptual, el realismo fotográfico, el realismo abstracto, el neoexpresionismo —por citar sólo los más familiares. El fauvismo duró aproximadamente dos años, y hubo un momento en que cada nuevo periodo de la historia del arte parecía destinado a durar cinco meses o incluso menos. En aquel momento, la creatividad no parecía consistir tanto en hacer una obra como en configurar un periodo. Los imperativos del arte eran en realidad imperativos históricos: había que configurar un periodo histórico-artístico. El éxito consistía en producir una innovación aceptada. Si lo lograbas, tenías el monopolio para producir obras que nadie podía producir, ya que nadie había configurado el periodo con el que tú y quizá unos pocos colaboradores seríais identificados en adelante. Ello traía consigo una cierta seguridad económica, en la medida en que los museos, vinculados a una estructura histórica que era necesario completar con ejemplos de cada periodo, demandarían un ejemplo de tu obra en caso de formar parte del periodo adecuado. Nunca se admitió la evolución de la obra de un artista tan innovador como De Kooning; De Chirico, perfectamente consciente de estos mecanismos, pintó «de chiricos» toda su vida, ya que eso era lo que demandaba el mercado.” Arthur Danto, “El final del arte”, 1984.

Se advierte una opinión crítica en la calificación que hace Danto del arte del periodo que estamos describiendo, con la cual es recomendable no coincidir. Podemos pensar que el nacimiento del arte sometido al mercado, a los curadores y coleccionistas, es posterior a esta etapa y que comienza en los ’50 del siglo XX, con el nacimiento de la sociedad de consumo. La existencia de tantos “movimientos” se puede reducir en realidad a distintas variantes del post romanticismo imperante durante la primera mitad del siglo XX.

Como se ha señalado, el arte de la época busca en nuestro interior mostrando los cuerpos y con ellos el misterio, la soledad, el erotismo, la desesperación, todas las emociones que nos embargan. Y siempre, en todos esos “movimientos”, está la indagación sobre una ley oculta, inconsciente, que convierte a la razón en una apariencia…

(*) Julio César Crivelli es coleccionista de arte y presidente de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes