CULTURA
Cultura inutil

Publicidad curativa

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Desde el inicio de la televisión los medicamentos tuvieron la disponibilidad de este nuevo medio para anunciar sus productos. En efecto, en 1951, cuando comenzó a transmitir Canal 7, el primer aviso que apareció en las pantallas fue el de Uvasal, un conocido antiácido efervescente. Sin embargo, es notable que en los últimos meses la publicidad de medicamentos ocupa un espacio predominante en las tandas. Tal vez esto se deba al malestar general que produce la agitada vida actual, especialmente en las grandes ciudades. En todo caso, es admirable el ingenio de los creativos publicitarios para comunicar en pocos segundos la eficacia de determinados medicamentos.

El comercial de Aziatop apela a un recurso muy actual, que es la satisfacción de un ciudadano al atravesar la frontera e ingresar a un país donde se vive mejor, y allí se muestra a una gendarme que con tono formal y severo le comunica a un joven que tomando esas tabletas, que solo cuestan cien pesos, dejará el estado de acidez.

La publicidad de la pomada de color rosado Caladryl es acompañada por un jingle con la melodía La vie en rose, de Edith Piaf, y al igual que la letra de aquella canción prometía un estado de felicidad, aquí el texto sugiere que esa pomada de ese mismo color curará todas las heridas.

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El anuncio de Tafirol, con Adrián Suar, propone durante un enfrentamiento entre vikingos que ese analgésico tendrá eficacia para aliviar el dolor de cabeza. Inesperadamente, el aviso tuvo, además, un efecto no previsto: los niños les piden a los padres que les compren arcos y flechas con sopapita como los que aparecen en esa batalla.

El antialérgico Alernix alude al efecto del medicamento entre los que participan en una carrera pedestre y el digestivo Dulcolax alude a imaginarios engranajes aceitados simbolizando el buen funcionamiento de los intestinos.

La publicidad más ingeniosa y original es la de Contractil, un producto que alivia las molestias provocadas por las hemorroides, filmada en un baño público. Pensemos que el cine no había mostrado un inodoro hasta 1960, cuando Alfred Hitchcock filmó Psicosis y en una escena aparecía Janet Leigh arrojando allí un papel con cálculos aritméticos y pulsando luego el botón.

Si bien a veces podemos ver inodoros en comerciales de productos de limpieza, nunca hasta ahora se habían mostrado personas sentadas en ellos, como en la publicidad de Contractil, y hay que reconocer que en este sentido los creativos publicitarios de este aviso han sido pioneros.