Golpes, palazos, corridas, mujeres y chicos tratando de protegerse de la barbarie general, ese era el dantesco panorama que ofrecía el Nuevo Gasómetro a la hora en que debían comenzar a jugar San Lorenzo y Vélez. La locura con que actuaba la parcialidad de "El Fortín" derivaba del asesinato, en las cercanías, de Emanuel Alvarez, un joven de 21 años que recibió un balazo mortal cuando viajaba en un colectivo hacia la cancha.
El comisario Fernández encargado del operativo confirmó por televisión que un hincha de Vélez había sido gravemente herido antes de ingresar al estadio en el Bajo Flores. Luego el propio vice de Vélez Julio Baldomar Dianti, confirmó que se trataba de Alvarez.
Muchos hinchas de San Lorenzo aseguraban que la agresión al micro de Vélez se produjo en "La Quemita", un predio de Huracán que se debe bordear para llegar al estadio azulgrana. Y la versión fue corroborada por el propio Baldomar Dianti. "La agresión fue en la esquina de Balbastro y Perito Moreno".
Hernán Pellerano, defensor de Vélez, explicó también por la televisión que el joven había herido de bala. Todo era nerviosismo y extrema tensión. Los hinchas de Vélez intentaron romper el alambrado, de hecho consiguieron abrir un agujero, pero por suerte no lograron ingresar a la cancha. Los jugadores, visiblemente afectados por el hecho, intentaron tranquilizar a sus hinchas.
El árbitro del partido Héctor Baldassi, dijo que "el encargado del operativo no podía dar garantías" y el partido quedaba suspendido. Una nueva muestra de locura y violencia había impactado de lleno en el fútbol argentino. Como tantas veces, desde sus niveles de dirección (y de televisación) ahora se dirá "todo pasa" y nada cambiará...