Banfield le empató con el corazón esta noche 3-3 sobre la hora al cerebral Tigre. Fue un partido electrizante el que se desarrolló en el Estadio Florencio Sola. A pesar de que la fecha del torneo Clausura quedó manchada por el asesinato del hincha de Vélez Sarsfield Emanuel Alvarez, el partido entre banfileños y tigrenses se realizó tal como se había programado por la AFA.
Los goles de Banfield los marcaron Cristian Lucchetti, de penal, Darío Cvitanich y Luciano Civelli, mientras que para Tigre anotaron Santiago Morero, Matías Giménez y Román Martínez. Con este resultado, Tigre se ubica a 3 puntos de la cima que comparten Vélez y Estudiantes de La Plata. Por su parte, Banfield quedó a seis unidades de los líderes.
Tigre se puso en ventaja temprano porque, a los 5 minutos, Morero aprovechó uno de los fuertes del equipo que es el juego aéreo, en especial cuando la acción se origina con pelota parada. Fue Sebastián Ereros quien ejecutó un córner desde la derecha y Morero cabeceó para ubicar la pelota a la izquierda de Lucchetti. El trámite no varió en todo el primer tiempo, incluso antes del primer gol. Banfield prevaleció en la mitad de la cancha y de vez en cuando consiguió velocidad por la bandas, fundamentalmente por el lado izquierdo, el que ocupó Civelli.
Por su parte, Tigre esperó a pie firme y por lo general le impidió a su adversario generar situaciones peligrosas.
De todos modos, el implacable Cvitanich se las arregló para conseguir que le cometieran faltas y una de ellas le permitió a Banfield igualar el partido. A los 17 minutos, hubo un lateral ofensivo para el Taladro que lanzó Marcos Galarza y Damián Leyes tomó a Cvitanich de la camiseta, por lo que Sergio Pezzotta acertó al sancionar el penal. De la ejecución se hizo cargo Lucchetti y con su disparo a la derecha de Daniel Islas marcó su gol número 14 en los torneos de la AFA.
El capítulo continuó con el equipo de Diego Cagna predispuesto para aprovechar algún contraataque o alguna acción preparada a partir de una pelota detenida. Banfield siguió con su vocación ofensiva, pero por el mismo motivo otorgó ventajas en defensa y Tigre con sus réplicas causó alarma. El segundo período fue igual de activo, entretenido y emotivo. También hubo coincidencia en los roles, porque Tigre esperó y respondió, mientras Banfield asumió todos los riesgos.
Precisamente por la vía del contragolpe el visitante tomó distancia con las conquistas de Giménez y Martìnez. Es más, el paraguayo Néstor Ayala tuvo la oportunidad de anotar de penal, pero el primer envío fue rechazado por Lucchetti, al insistir y tomar el rebote la pelota pegó en el travesaño y al seguir la acción acertó de puro perseverante. Pero todo ya estaba invalidado por el adelantamiento del arquero. Cuando Ayala dispuso de una segunda chance su disparo se perdió por encima del horizontal.
Y todo pareció que concluía con el triunfo de los de Cagna, pero Lucchetti renovó el ánimo de sus compañeros y la lucha de Banfield tuvo el premio justo que le proporcionaron los cabeazos certeros de Cvitanich y Civelli.