El archivo, implacable, demuestra que tampoco lo consiguió: de los diez jugadores que el club contrató en ese receso se destacaban Federico Lussenhoff, Bernardo Leyenda y el uruguayo Marcelo Sosa.... Un repaso a la política de compras de la era Aguilar, que comenzó en diciembre de 2001, desnuda conductas cíclicas: jugadores que llegan sin pergaminos ni cartel, riesgosas apuestas a futuro que terminan en la nada, préstamos masivos y devoluciones de favores a empresarios que invierten en unos y así logran que les acepten incluir a otros –de su propiedad– en el plantel.
Números rojos. En el lapso citado River incorporó 92 futbolistas, a un promedio de más de 13 por año. Se cuentan los que fueron comprados, los que llegaron a préstamo y los que volvieron y se quedaron luego de ser cedidos a otro club. La búsqueda arroja nombres ignotos, rarezas y también disparates. ¿Alguien se acuerda de Jersson González, un lateral derecho colombiano que llegó en épocas de Pellegrini y duró sólo seis partidos? Ese puesto es el ícono de las pésimas contrataciones: por allí también pasaron el uruguayo Martín Del Campo y el chileno Cristián Alvarez, entre otros. Ninguno tendrá un cuadro con su foto en el Monumental.
En el Apertura 2006, por ejemplo, la nómina de jugadores que completaban el cupo de extranjeros estaba compuesta por el uruguayo Marcelo Sosa, los colombianos Juan Toja y Jairo Patiño y el propio Alvarez. Nada que ver con el prestigio de los foráneos del plantel campeón de la Supercopa ’97, sin ir demasiado lejos: Enzo Francescoli, Marcelo Salas y Celso Ayala.
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