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Conozca al árabe que va por Maradona y Messi

Sulaiman Al-Fahim, el dueño del Manchester City, dice que Lionel le "devolvió el amor por Argentina”. La historia de su fortuna y los jugadores que quiere comprar.

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| Cedoc

En Europa, todos se apresuraron a compararlo con Tomas Abramovich, el millonario ruso que se dio el gusto de comprar el Chelsea en 2003. Sin embargo, Sulaiman Al-Fahim no se conformó con hacerse de un cuadro de la Premier League inglesa hace unos pocos meses, sino que el “Donald Trump de Abu Dhabi” redobló la apuesta esta semana al expresar su interés de armar un “dream team” con Leonel Messi como figura y Diego Maradona como mánager del club.

“Los mejores futbolistas del mundo rondan los 35 millones de euros, y nosotros necesitamos un mínimo de 18 jugadores de ese nivel”, aseguró recientemente en una entrevista, casi como al pasar, el flamante dueño del Manchester City. Y basta ubicarlo en la lista de los cien árabes más ricos del mundo –en la que ocupa un encumbrado puesto 16– para darse cuenta de que recursos, seguramente, no le faltarán a este joven emiratense que ya tiñe a la liga europea de color “verde petrodólar”.

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Chico inquieto. Según reza la leyenda, Al-Fahim nació en Dubai, en 1977, y demostró desde muy pequeño un claro interés por el mundo de las finanzas. Así, a los 11 años ya le habría pedido a su padre que le ofreciera un lugar en su empresa, la farmacéutica Orient Pharmacy. Lo consiguió, claro, pero con la promesa de no descuidar sus estudios.

“Solía ir a la escuela por la mañana y trabajar entre las 8 y las 11 de la noche. Lo hice hasta mi adolescencia, y fue en esos años cuando aprendí a lidiar con clientes, a descubrir las habilidades de la gente y a reinvertir el dinero”, indicó.

El precoz empleado comprendió muy rápido que el verdadero negocio estaba en las bienes raíces y, utilizando el nombre de su madre, comenzó a invertir en la Bolsa de Comercio a los 14. De hecho, su convencimiento sobre el floreciente futuro del mercado inmobiliario era tal que continuó, aún cuando la carrera de Medicina y, más tarde, la de Ingeniería, parecían consumir todo su tiempo.

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