Ascenso XI. Esa fue la materia que reprobó Independiente en Isidro Casanova. Los de Avellaneda no pasaron la prueba que le presentó un combativo, pero limitado, Almirante Brown y volvieron a llenar de dudas el camino de retorno a Primera. Fue aplazo y derrota 1 a 0, que terminó con el invicto de Omar De Felippe tras siete encuentros.
Era la primera cancha del Ascenso de verdad que pisaba el Rojo en su estadía en la B Nacional. Y le pesó. Le pesó por dos cosas: su mal partido y la entrega del rival. Porque está claro que a la hora de analizar pieza por pieza, los dirigidos por Rivoira lejos están de poder hacerle frente a un Independiente que se armó para que la pesadilla fuera sólo pasajera.
La fórmula del local fue tan sencilla como efectiva. Ordenado en la seguridad de sus centrales, Carballo e Ibars, el enorme trabajo del doble cinco formado por Basualdo y Meza Sánchez –la figura del partido– y el empeño de sus delanteros. Hacha y tiza. Ascenso en su estado más puro. Primero combato y después veo qué hago con la pelota. Apuntó sus intenciones ofensivas a una pelota parada y lo consiguió en la única clara que tuvo en los 90 minutos. A los 14, Carballo la tomó de volea a la salida de un córner y la clavó en el ángulo de Diego Rodríguez.
Independiente nunca pudo desenmarañar el planteo local. Sintió mucho el flojo partido del rendidor Zapata, las escasas apariciones del picante Pisano y de un Montenegro que volvió a jugar lejos del área rival y que sólo acercó peligro con disparos. Fue una muestra del Independiente pre De Felippe. Un paso atrás.
Nada cambia. El complemento expuso aun más el mal partido del visitante. Porque Almirante Brown le cedió terreno y pelota para que su rival se hiciera protagonista. E Independiente no pudo, o no supo. Y encima de jugar mal, el árbitro le jugó en contra al Rojo. En el minuto 15 Carballo, ya amonestado (erróneamente), agarró de la camiseta a Menéndez. Era penal y expulsión pero Silvio Trucco no hizo ni una cosa ni la otra. Y a partir de ahí, el envión que tuvo Independiente se convirtió en una montaña de nervios e imprecisiones.
“Hoy Independiente empezó a jugar el Nacional B”, sentenció De Felippe a la salida del vestuario tras la derrota. Es una declaración que tiene mucho de cierto porque el Rojo sintió el Ascenso en su cuerpo y se sacó un reprobrado preocupante.