Un superclásico de Novena División entre River y Boca terminó en una gresca generalizada entre los jugadores de ambos equipos que incluyó golpes, patadas y rostros ensangrentados.
La furia, que tuvo lugar en el predio que River posee en Ezeiza, se desató cuando al equipo de Núñez, que iba perdiendo 2-1, le cobraron un penal a favor en tiempo de descuento, lo que generó la bronca de los jugadores y el técnico de Boca, el ex futbolista Roberto Pompei, a quien se lo vio muy molesto por la sanción.
Luego de que el árbitro Fernando Broin cobrara el penal que le terminó dando el empate a River, comenzaron las discusiones, los empujones y posteriormente los golpes y las patadas entre los juveniles de los dos equipos, entre los que se encontraba Giovanni Simeone, el hijo de Diego, el entrenador de San Lorenzo.
La peor parte se la llevaron dos jugadores de Boca: Ricardo Cabrera y Carlos Aguirre, quienes se retiraron del campo de juego con sus rostros ensangrentados. El árbitro Broin tomó una curiosa medida, ya que luego de la gresca mandó a todos los jugadores hacia los vestuarios, pero dejó en el campo al arquero de Boca y a un jugador de River para que ejecutara el penal de la polémica, que selló el resultado final de 2-2, tras la victoria parcial de Boca por 2-0. Broin confirmó que expulsó a seis jugadores.
El hijo del "Cholo" Simeone ingresó cuando su equipo perdía 2-0 y su madre, la ex modelo Carolina Baldini, siguió su actuación desde la tribuna. En la Novena División juegan chicos categoría 1995, es decir de 14 y 15 años.
Fuente: DyN