Cinco minutos. Apenas cinco minutos. En ese tiempo, el tiempo que dura un zapping televisivo, una canción en Spotify o un video en Youtube, Independiente pasó de perder a ganar. La secuencia fue más o menos así: caía 1-0 por un gol del Morro García y los hinchas que estaban en la tribuna visitante –qué lindo es ver estadios con hinchas en las dos tribunas– recordaban lo que pasaba hace apenas unas semanas; pero de repente, un avance y un centro de Sánchez Miño terminó en gol en contra; y luego, un codazo del defensor Cardona transformó una jugada intrascendente en un penal que convirtió Romero. De 0-1 a 2-1 en una ráfaga.
Lo cierto es que, ahora, con este nuevo triunfo, el interinato de Fernando Berón puede derivar en una planta permanente en el Rojo: el DT dirigió tres partidos desde la salida de Beccacece e Independiente cosechó siete puntos, producto de dos triunfos y un empate.
Los resultados nos podrían habilitar a ensayar sobre las rispideces entre el plantel y Beccacece, que a su vez se traducían en planteos errados, jugadores en un nivel bajísimo e hinchas furiosos. Pero su salida descomprimió a tal punto, que lo que hasta hace poco no funcionaba, ahora funciona.
Eso no sucedió en el primer tiempo de anoche, porque Godoy Cruz dominó y validó esa supremacía con el gol de García. Pero sí sucedió en el complemento, cuando Independiente empató, pasó a ganar y siempre tuvo el control del partido en el resultado y en el desarrollo. El local nunca se arrimó al arco de Campaña con seriedad, y el Rojo se dirigió hacia una nueva victoria. Su final de año, ahora, se vislumbra mucho más tranquilo de lo que se pensaba hasta hace muy poco tiempo.