Y un día, La Plata volvió a teñirse de rojo y blanco. Y fueron más de 10.000 almas las que, ni bien terminado el partido en Liniers, salieron a copar las inmediaciones de la sede de 7 y 50 para hacer explotar toda su alegría, además de miles de petardos, bengalas y demás elementos pirotécnicos que atronaron desde el mismo momento en que el árbitro Pezzotta marcó el final en la cancha de Vélez.
Hacia el mismo lugar se dirigieron desde la cancha de Vélez Sarsfield el plantel de Estudiantes y los alrededor de 15.000 hinchas del club que fueron a Liniers. Luego, los jugadores y el cuerpo técnico se trasladarían hasta el country de City Bell, para abordar un micro descapotable y continuar los festejos en las calles platenses. "Vamos a festejar hasta que las velas no ardan", aseguró Juan Sebastián Verón.
La dirigencia “pincha”, en tanto, aseguró que los futbolistas no se irán aún de vacaciones para participar de un festejo más organizado que tendrá lugar este jueves en el estadio del club, ubicado en 57 y 1. Los “pinchas” no pudieron jugar allí en todo el campeonato por tratarse de una cancha de madera, lo que impide que sea utilizada para partidos de Primera División.
Ahora, justo antes de comenzar los tan ansiados trabajos de remodelación en el viejo escenario platense, toda la familia “pincharrata” tendrá la posibilidad de reencontrarse allí como en los viejos buenos tiempos de Zubeldía y Bilardo, en una celebración de la que participarán glorias futbolísticas del club de todos los tiempos.