El abuso sexual y la presunta red de prostitución infantil que involucra a por lo menos siete juveniles de Independiente genera, casi por instinto, la necesidad de repensar ciertas condiciones de vida que existen en las inferiores del fútbol argentino. Sin embargo, las personas que trabajan en las pensiones ven en este drama algo mucho más complejo: una problemática que excede por lejos a los lugares donde viven los que aspiran a ser futbolistas profesionales y que excede también al fútbol, aunque el fútbol la condensa y la deja expuesta, a la vista de toda una sociedad que consume este deporte en clave de pasión, de negocio y de entretenimiento.
Porque aunque una primera lectura pueda centrarse en Independiente, vale aclarar que el club –a través de los profesionales que trabajan allí– fue el que originó la investigación judicial al detectar y luego denunciar la situación. Lo remarcó el viernes la propia fiscal María Soledad Garibaldi, que ahora intenta saber si esto es la punta de un ovillo que llega a otras pensiones o un caso aislado.
“Se hace mucho foco en la pensión. Pero yo digo que esto tiene que ver con la vida misma, con la sociedad en la que vivimos. Porque los hechos se dieron fuera de la pensión”, le dice a PERFIL Rolando Niro, el coordinador de hospedajes juveniles de Argentinos Juniors, uno de los mayores semilleros de la Argentina. Como Niro, todos los responsables con los que habló este diario cuentan que la seguridad, la entrada y salida de los chicos, es un tema en el que ponen especial énfasis: tanto en las pensiones de River o Racing como en las de Argentinos o Lanús. “Si vos venís ahora y me preguntás qué hizo Braian Mansilla el 1º de abril de 2014, te lo puedo detallar. En Racing hay una hoja de ruta por cada día, con los horarios de cada jugador, el destino adonde va si sale. Todos los movimientos”, explica Cecilia Contarino, psicóloga y responsable de la Casa Tita (ver columna aparte).
A diferencia de lo que sucedía en décadas anteriores, cuando las pensiones de muchos clubes estaban sumergidas en el abandono y la falta de recursos, en la actualidad la mayoría de las instituciones invierten no solo en infraestructura sino en profesionales que regulan desde la dieta alimentaria hasta el nivel escolar de los chicos. Por ejemplo, en la pensión de River, ubicada dentro del perímetro del Monumental, los ochenta juveniles que viven allí cuentan con seguridad las 24 horas, un conserje, profesores de apoyo escolar, un equipo de psicólogos/as y otro de nutrición. Sucede lo mismo con los cuarenta de Argentinos, distribuidos por edades en dos casonas; o los sesenta de Racing, que viven en la Casa Tita. Controles en las salidas, seguimiento escolar y contención psicológica son parte del menú social que ofrecen los clubes, que en definitiva saben que allí duermen los futuros jugadores que equilibrarán sus economías en el mediano plazo.
A pesar de las mejoras, de la contención de profesionales y del rol integral que ocupan las instituciones, el sociólogo y vicepresidente de la organización Salvemos al Fútbol, Diego Murzi, que en 2015 ganó una beca de FIFA para estudiar cómo se forman los juveniles en Argentina y Francia, observa que aquí existen ciertos condicionamientos para construir un camino a Primera caracterizado por el esfuerzo, el sacrificio y la dedicación. Lo que definió como la promoción de la escasez podría ser uno de los factores que influye en la cotidianidad de las pensiones, y que propicia la vulneración de los chicos. “En Francia, los juveniles tienen ropa, locker con sus nombres, a la mitad se les paga un salario. Obviamente, muchos podrán decirme que en Francia hay más recursos. Pero en Argentina está instalada esa concepción, que la dicen muchos entrenadores, de que si les das un viático, los chicos piensan que ya llegaron y se desinteresan”, detalla Murzi. Y agrega: “En los jóvenes, los bienes materiales tienen más valor. Entonces, esta escasez habilita una especie de mercado subterráneo, gris, que no solamente es de plata: aquí muchos representantes abren el baúl de su coche para tentar a los pibes con botines”.
Este sentido de escasez podría enlazarse con la revelación de la fiscal Garibaldi, que declaró que los abusadores les ofrecían a los chicos pasajes para ver a sus padres, ropa, botines y hasta cargas en sus tarjetas SUBE. Quizás, de aquí en más, deban analizarse esos escenarios de poder y deseo para entender –o explicar– el drama de los juveniles de Independiente, que activó los resortes institucionales y humanos para dar respuesta a la situación.
Quizás en otro club, con menos recursos económicos y profesionales, el escenario podría haber sido otro. “Cuando no hay mecanismos de control desde la AFA o el Estado, los actores quedan librados a su suerte. Y los que se perjudican son los pibes”, remarca Murzi. “Esto nos abre los ojos”, le reconoce a PERFIL el presidente del Fútbol Infanto Juvenil de AFA, Dante Majori, que esperó a que Claudio Tapia volviera de su gira con la Selección para diseñar un plan de contingencia. ¿Qué hará la AFA, entonces? Convocará a todos los responsables de las pensiones y ofrecerá hacerse cargo de la contención psicológica a cada institución que lo requiera. “No solo a los que tienen pensiones, sino a todos los que tengan una estructura juvenil”, aclara Majori.
El propósito es claro: que lo de Independiente no se repita. O, al menos, que no termine como “Baby”, el escándalo de prostitución de menores que sacudió a la sociedad italiana y que próximamente tendrá su serie en Netflix. Algo que la AFA preferiría evitar.
Construir un clima de hogar
Cecilia Contarino*
El modelo que venimos llevando adelante en Racing desde hace años cambió el paradigma de lo establecido en la formación deportiva de los adolescentes: no tenemos una pensión sino una casa. Con este nuevo concepto, se logró que las normas de convivencia y las relaciones humanas respondan más a la lógica de una familia que a la de un hospedaje. A modo de ejemplo, estas son algunas de las preguntas que con frecuencia se escuchan en la Casa Tita Mattiussi: ¿dónde vas?, ¿con quién?, ¿a qué hora volvés? y ¿cómo te fue en el colegio?
La propuesta es construir un clima de hogar en el que estén presentes tanto la cercanía con cada chico como los límites que la adolescencia requiere. Por eso es obligatorio el saludo al levantarse. Por eso hay una mascota. Por eso celebramos los cumpleaños. Por eso nos regalamos huevos de Pascua.
De todas formas, pese al esfuerzo cotidiano, es imposible estar exentos de todo lo que pasa en la sociedad. En estos días salieron a la luz los tremendos sucesos ocurridos en Independiente, donde me consta que trabajan excelentes profesionales. Estoy convencida de que lo enfermo no es el fútbol, de que lo enfermo no son las pensiones. Es el ser humano el que corrompe a la sociedad y las relaciones interpersonales. Sin embargo, los que nos dedicamos a esto seguiremos soñando siempre con un futuro mejor.
*Psicóloga y coordinadora de la Casa Tita (Racing).