Apenas pasó un mes desde que Jorge Amor Ameal asumió la presidencia de Boca tras los ocho años de Daniel Angelici. Pero en los últimos días, como si la complejidad de dirigir a uno de los dos clubes más grandes del país se hubiera condensado, la nueva dirigencia recibió los primeros golpes. Golpes que algunos consideran parte de una herencia y otros, parte de la responsabilidad inherente a gobernar. Como fuera, la Bombonera, lejos de latir o temblar, se convirtió en un escenario de peritajes y allanamientos.
Porque si bien la noticia amplificada fue el allanamiento de ayer en el estadio, la otra noticia –silenciada por muchos medios– que complicó a la flamante dirigencia fue la muerte de Juan Romero, uno de los trabajadores que estaban pintando el exterior de la Bombonera bajo pésimas medidas de seguridad: Romero se cayó de un andamio, sufrió múltiples fracturas y a los cinco días falleció en el Hospital Argerich. Revista Cítrica publicó el jueves una foto que demostró esas condiciones. Desde ese día, la obra se encuentra parada.
Pero hubo más. Luego de una pelea que se produjo el martes en la pileta del club, la Justicia porteña allanó ayer por la tarde el estadio en busca de grabaciones de video que permitan avanzar en la investigación. En un principio, la dirigencia xeneize relativizó la situación y afirmó que se trataba de una discusión común entre socios, pero para la Fiscalía número 30 de la Ciudad de Buenos Aires la pelea es parte de una tensión creciente entre dos facciones de La 12.
El objetivo del allanamiento fue peritar las cámaras de seguridad y otros documentos digitales con el fin de saber realmente qué ocurrió. A la Justicia porteña no le cierran los números, algo que blanqueó el fiscal general de la Ciudad Juan Bautista Mahiques, un hombre de estrecha relación con el macrismo en la Ciudad, y con Angelici en la Justicia: “Si acudieron 14 móviles de la policía al club, entonces los disturbios habían sido más graves que los que constan en los documentos que nos llegaron”.
Desde el gobierno porteño vienen monitoreando los vaivenes de estas luchas intestinas desde hace semanas. Por eso ahora pusieron especial énfasis en esclarecer lo ocurrido en la pileta del club, una pelea en la que participó un grupo del barrio de La Boca y otro de Caseros, algo que se suma a una interna desatada en la facción de Lomas de Zamora, liderada históricamente por Marcelo Aravena, ahora preso. El último domingo, en Córdoba, esa disputa entre dos hombres que quieren tomar el mando de ese sector –Walter Coronel y el Negro Pelé– generó un acuchillado.
“Los movimientos dirigenciales pueden llegar a ser motivo de una interna. Lo sabemos, y por eso estamos atentos a eso”, le remarcó a PERFIL Guillermo Madero, responsable de la seguridad en el fútbol del Gobierno de la Ciudad. Se sabe que Mauro Martín y Rafael Di Zeo –que habló en términos surrealistas con Fernando Niembro– apostaron al triunfo de Christian Gribaudo, mientras que Fido Debaux y Maximiliano Mazzaro, dos viejos disidentes, lo hicieron para Ameal. Con el triunfo de Ameal, entonces, la incertidumbre creció. Y las alarmas, por lo pronto, se activaron.