DEPORTES
Jos Mara Aguilar

"Hoy nos toca el papel de tarados"

Enfático, ampuloso, el presidente de River ironiza sobre el lugar en el que ubicó la sociedad a este momento del club, y se hace cargo de todos los errores cometidos, sobre todo los que fueron en materia de compras. Sin embargo, se defiende: “No todas las maneras de perder son iguales”, y recalca que el plantel que tienen es el mejor, que las ventas estuvieron bien hechas y que la institución no está tan mal como se dice “sino que falla la comunicación de las cosas que se hicieron bien”. Saca el pecho por Passarella, no demoniza a Grondona y critica a Macri y a Pompilio.

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EL BARBA. No habr Aguilar para rato, eso ya lo dej claro desde que lleg: "Mi primer medida en el club fue evitar que las reelecciones sean indefinidas". | Cedoc

“No tuvimos la madurez suficiente para alcanzar el objetivo final. Fuimos el segundo equipo en cantidad de puntos obtenidos en el año. Eso es aceptable para cualquier equipo, pero insuficiente para River.” La mirada en perspectiva, esa que llega cuando a los temas calientes se los lleva el calendario, lo pone otra vez a José María Aguilar de frente a la realidad de su club. Entonces, el título que dejó pasar Boca vuelve a ser el mismo que antes había perdido River, y no sólo el que ganó Estudiantes. Es el tiempo de la autocrítica.

—En esta cultura, en la que el que gana es Dios y el que pierde es un tarado, hoy nos toca el papel de tarados.

—¿Exageraste cuando dijiste que tenían el mejor plantel?

—Lo sostengo, pero no siempre el que tiene a los mejores gana; si no el Real Madrid no llevaría tres años sin salir campeón. El equipo tuvo severas intenciones de jugar bien, algo que logró durante varios tramos del torneo.

—Entonces hay una gran responsabilidad de Passarella.
—El plantel se armó con una amalgama entre chicos de inferiores, contrataciones y jugadores que venían de campeonatos perdidos. Passarella trató de darle su impronta.

—La sensación es que nunca encontró el equipo.
—Intentó caminos diferentes, probablemente porque nunca haya terminado de estar a gusto. Estoy muy conforme con él.

—El técnico admitió que en 2007 no va a utilizar enganche, algo raro en River.
—Contra Boca fue así y se jugó muy bien. La figura del enganche está desapareciendo en el mundo, aunque tenemos a Belluschi y Sambueza, que quizás puedan ocupar esa posición. Daniel se va a manejar con lo que hay. Y no estoy tan seguro de que vaya a jugar con ese sistema.

—¿Cómo te cayó que haya dicho que si no ganaba nada hasta junio se iba del club?
Es muy difícil ser un declarante perfecto cuando tenés un micrófono a diario y tu opinión genera tanta expectativa. Un contrato tan largo como él tiene, hasta 2009, implica una propuesta de vida, no creo que se vaya tan fácil. Aunque es obvio que nadie se queda donde no quiere. Cuando Astrada quiso renunciar después del partido contra Huracán de Tres Arroyos (última fecha del Clausura 2005), mi terquedad logró que se quedara, y a la cuarta fecha del siguiente torneo igual se fue. De eso se aprende como dirigente. A Passarella, igualmente, lo veo con ganas de estar en River.

En el subibaja del mercado. “Cuando traemos un jugador y sale mal, mi obligación es hacerme cargo”, asume el presidente, a propósito de algunos errores cometidos.

—Dejaron ir a Montenegro y en cambio trajeron a Marcelo Sosa, ¿cómo se explica?
—A Sosa lo pidió el técnico, no rindió y ya no es tenido en cuenta. Confiábamos en su recuperación, pero no anduvo. A Montenegro no pudimos retenerlo porque para hacerlo teníamos que poner tres millones de dólares arriba de la mesa y no contábamos con ese dinero.

—¿Por qué siguen contratando arqueros suplentes?
—Porque el técnico considera que necesita tres arqueros de experiencia para los dos torneos simultáneos. Por eso llegó Ojeda ahora y antes tuvimos a Olave.

—¿Estuviste de acuerdo con la salida de Lux?
—Está dentro de los derechos del técnico tomar esa decisión. El fútbol tiene mucho de crueldad, pero tengo que respaldar al técnico.

—Lo criticable es la forma. Lux, ahora, tiene otro valor.
—Son los riesgos de contratar a un técnico con la personalidad de Passarella. Por un lado, es capaz de dominar a un plantel con estrellas y potenciar a sus figuras, y por el otro, puede dejar afuera al jugador de más cartel.

—La política de repatriaciones no funcionó con los casos de Gallardo, Salas y Ortega.
—Las reglas tienen excepciones. Lo de Salas no fue feliz, lo de Gallardo, si tenés en cuenta que fue campeón con Astrada, te da un resultado equilibrado, y lo de Ortega es diferente: él tenía la necesidad de venir a River y el club tenía que demostrarle su agradecimiento a una figura que va más allá de sus valores futbolísticos, al margen de sus problemas actuales.

—¿Por qué en agosto vendieron seis jugadores a un grupo inversor, en vez de hacerlo de club a club?
—No fue una venta, fue una cesión de derechos futuros que nos permitió tener liquidez en un momento en que lo necesitábamos; en los 15 meses anteriores sólo habíamos vendido el 50 por ciento de Alejandro Domínguez y el 50 por ciento de Santana.

—Cuando ese grupo, con la venta de Higuaín, recuperó enseguida lo invertido, quedó la sensación de que ustedes se perdieron un negocio mejor.
—¡No! Si nuestros socios ganan plata, eso significa que a River le va bien. Aquella operación nos permite tener ahora una postura agresiva de compras. Utilizamos una herramienta genuina. No nos engañemos: el 50 por ciento de los ingresos de los clubes es por ventas de jugadores. Para estar bien, River necesita vender por 10 o 12 millones de dólares al año. Entonces, las ventas son un mérito, no una macana. Además, cuando Higuaín fue vendido, ni estaba en la lista de la Copa Libertadores.

El mundo contra mí. “En River no tenemos ninguna protección mediática, hemos logrado una rara unanimidad: todos los diarios nos matan. Y lo más interesante es que nada puede ser tan grave: nuestro presupuesto es de 140 millones de pesos, mucho menor al de cualquier empresa grande. Sin embargo, hasta los medios económicos nos ponen en sus tapas. Indudablemente debemos ser muy malos”, ironiza Aguilar.

“Mi obligación es hacerme responsable de todo lo que pasa en River, por eso estoy procesado y embargado, ¿o se me va a ocurrir a mí no depositar las retenciones? (N. de R.: tiene una causa judicial abierta a raíz de que el club no depositó el impuesto a las Ganancias retenido a sus futbolistas entre 2001 y 2002). Lo más fácil es dispersar responsabilidades, pero no es mi estilo”, enfatiza.

—¿Vender jugadores es la única manera de no tener déficit?
—A otros les importa un pito la competencia de pelota a paleta o de dominó, pero este papanatas invirtió 15 mil pesos en la nueva cancha de bochas de pasta sintética. y estoy contento que así sea. Creo en este modelo de club. Entiendo que a futuro va a llegar otra concepción que termine con esta amplitud de actividades y sólo se dedique al fútbol. pero no cuenten conmigo para eso.

Falcao, más que Higuaín. “Tenemos las mejores inferiores del país, sin dudas”, sentencia Aguilar, a propósito de la comparación que surge con Boca en ese aspecto, y a pesar de las críticas que se escuchan al respecto: hace tiempo que River no saca grandes figuras. El enumera, para que la idea tenga sustento: “Higuaín terminó en el Real Madrid; Augusto Fernández tuvo una lesión, pero genera muchas expectativas; San Román pide pista; Musacchio tiene 17 años y ya debutó en Primera; Carrizo compró atributos de arquero de equipo grande; Falcao va a ser más crack que el propio Higuaín. Incluso, van a ir ocho juveniles a la pretemporada. Son detalles no menores dentro de un año muy difícil”.

Entonces se permite el desafío: “Si ponemos todo en la balanza, estamos mejor que Boca, por más que ellos hayan vendido a Tevez y a Gago. En mi lista están Demichelis, D’Alessandro y Cavenaghi”, cierra.