Habría que reformular urgente aquella frase de Gary Lineker sobre el fútbol y Alemania. Porque, en rigor, el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once durante 90 minutos, pero el que siempre gana no es Alemania sino el Real Madrid. Es así, y hasta aburre un poco todo: ayer, en Kiev, la hegemonía del Real saltó a una dimensión superior. El equipo de Zinedine Zidane derrotó 3-1 al Liverpool en una final de película y estiró su reinado en Europa: ya cuenta con 13 Champions League, casi el doble que el Milan, su inmediato perseguidor con siete.
Ver al Real ganar una Champions no supone ninguna novedad, pero verlo alzando el trofeo tres veces consecutivas obliga a colocar su nombre todavía un escalón más alto. En un año y 364 días, Cristiano Ronaldo y compañía se sacaron tres veces la foto con la copa. El 28 de mayo de 2016 venció al Atlético de Madrid en Milán. El 3 de junio de 2017, a Juventus en Cardiff. Y ayer, al Liverpool en Kiev.
La actual dinastía del Real Madrid tiene como principales protagonistas a Zidane y Ronaldo. El técnico francés, que ya ganó la Copa de Europa como jugador en 2002, llegó al banco en enero de 2016 y conquistó las tres Champions que ha disputado. El portugués lleva seis temporadas como máximo goleador de la competición y es el líder idel Real en el campo. Para él, además de la tercera consecutiva, es la quinta en total, pues ya la ganó en 2014 y en 2008.
Sin embargo, la figura de ayer fue Gareth Bale, héroe de la final con dos goles decisivos, uno de ellos para la historia, después de comenzar como suplente. El galés, a quien muchos dan fuera del Real Madrid para la próxima temporada, se convirtió en el protagonista de la noche ucraniana, a la que muchos recordarán por su magistral chilena. Una pirueta que fue la postal de la final.
Karius y la noche mas traumatica de su vida. De Sven Ulreich a Loris Karius: cuando se haga el repaso del título de la Liga de Campeones del Real Madrid, los errores de los arqueros alemanes, coronados con goles de Karim Benzema, tendrán un sitio preferencial. En la final de ayer, Karius regaló el primer gol del equipo español, en un blopper incluso más grosero al que había hecho Ulreich en la semifinal de vuelta ante el Bayern Múnich. Ya sobre el final, el alemán coronó su pésima noche entregando el tercer gol del Real ante un remate de Bale que no parecía llevar peligro. Fue el corolario de una noche tan traumática como inolvidable.