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La dignidad intacta

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Hace cinco meses hubo miles, decenas de miles de personas festejando en el Obelisco. Los festejos terminaron en destrozos demenciales, saqueos a comercios, batallas campales en medio de la avenida 9 de Julio. Más allá de este final apocalíptico e inmerecido, el festejo fue totalmente genuino. ¿Por qué? Pues porque la Argentina acababa de salir subcampeona del Mundo, en Brasil, perdiendo uno a cero contra Alemania en tiempo de descuento.
Si la derrota de la selección nacional ameritó un gran festejo nacional, ¿cómo no vamos a festejar los cuervos este merecidísimo segundo puesto en el Mundial de Clubes en Marruecos? Sí, claro, Alemania tenía un gran equipo. Pero en la Argentina jugaban Messi, Di María, Higuain, Mascherano, el Kun Agüero… o sea, otro equipazo con nombres rutilantes.
En Marruecos las cosas fueron un poquito más dispares. El Real Madrid tiene no sólo un gran equipo: es, sin dudas, el equipo del momento. No sólo para San Lorenzo: también para el Barcelona o el Bayern Munich. San Lorenzo, en cambio, no pudo retener, primero, a Angel Correa, la última joya salida de las inferiores. Y después, a Nacho Piatti, que intentó ser repatriado por los dirigentes, pero no pudo ser.
¿Cuántos hinchas del Real Madrid saben quién es Nacho Piatti? ¿Habrá alguno que lo conozca? ¿Y cuántos hinchas de San Lorenzo sabrán que Piatti juega hoy en el Montreal Impact, un equipo canadiense que compite en la MSL, la liga de fútbol estadounidense? ¿Sabrá algún hincha del Real Madrid qué es el Montreal Impact? ¿Y se imaginan los merengues a su club haciendo una oferta por un jugador al club canadiense? ¿E imaginarán que pueden tener un “no” como respuesta?
Supongamos que, tras el Mundial, en lugar de fichar a Toni Kroos (campeón del mundo), James Rodríguez (uno de los mejores jugadores), Keilor Nabas (tal vez el mejor arquero del torneo) y Chicharito Hernández (tal vez el único que vino “de relleno”), el Madrid hubiera querido fichar a Piatti. ¿Alguien cree que hubiera tenido problemas en llevárselo? ¿Y cuánto de su patrimonio hubiera pagado? ¿Dos picaportes de un baño del Santiago Bernabéu?
No hay forma de comparar los planteles de San Lorenzo y el Real Madrid. Ni con Piatti, ni con Correa, ni con el Gringo Scotta, ni con la Chancha Rinaldi. Ni con el piloto automático que, supuestamente, ponen los europeos para jugar estos partidos. Es un abismo lo que los separa. Y está claro que a los equipos sudamericanos se les está haciendo cada vez más utópico vencer a los europeos.
Los sudamericanos estamos cada vez más cerca de asiáticos, centroamericanos y africanos. A propósito, el supuesto “equipo de amateurs” Auckland City, al que San Lorenzo le ganó sin sobrarle nada, terminó tercero, venciendo al Cruz Azul por penales. Por eso lo de San Lorenzo es para aplaudir hasta que ardan las manos. El Real Madrid no nos goleó ni nos pasó por arriba y, encima, Cristiano Ronaldo no nos hizo ningún gol.
Insisto, si la derrota de la Selección fue digna, la derrota de San Lorenzo fue dignísima. Tal vez el único momento humillante fue cuando hicieron que el equipo se fotografiara junto a ese príncipe heredero que parecía Ceferino Namuncurá. Pero ese escarnio también lo sufrieron Casillas y compañía. Por lo demás, nada que reprochar. Más bien, todo lo contrario: mucho que agradecer. Gracias, Ciclón.