El ambiente no era el mismo de hace treinta años atrás. Donde estuvieron Jorge Rafael Videla, Eduardo Emilio Massera, Orlando Ramón Agosti, Carlos Alberto Lacoste y Joao Havelange, hoy hubo vacío, tampoco se escucharon marchas militares, suplantadas en esta ocasión por la voz de un relator que nombró uno a uno a los desaparecidos durante el mes de junio de 1978.
El estadio Monumental volvió a ser hoy escenario de una final. A esta no la organizó una dictadura, una de las más sanguinarias que se conozcan por esta parte del mundo, sino por asociaciones de derechos humanos, que a pesar del paso del tiempo continuan ejercitando la memoria, y aspiran a que los demás, o sea el resto de la sociedad, intenten hacer lo mismo.
Hay imágenes sueltas de una tarde distinta: ver a las Abuelas, Madres de Plaza de Mayo y el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, ingresando al estadio de River con una larga bandera azul en la cual están estampadas las fotos de los desaparecidos y recorrer la pista de atletismo bajo el aplauso de los presentes; o el reconocimiento que se le brinda a Leopoldo Jacinto Luque, Julio Villa y René Houssemann, tres de los campeones mundiales del 78; esa enorme bandera que cuelga de la segunda bandeja de la tribuna Centenario que recuerda: "30.000 detenidos-desaparecidos...Presentes".
"Esta presencia significa alejarme de aquel proceso con el cual nunca coincidí. Aquello fue una realidad y una situación que nos tocó vivir. Nada más lejos de mis pensamientos están la dictadura y los crímenes que cometió. Si este partido sirve para despegarme de aquello, bienvenido sea", reconoció Villa.
También hay emoción y entusiasmo en la gente que llegó al estadio, y no sólo en las personas ligadas a los organismos de derechos humanos, hay familias y hay también muchos jóvenes que, por edad, están lejos de haber vivido lo que en alguna ocasión se denominó los "Años de Plomo".
Y hubo también un partido que sirvió como para ponerle marco al motivo principal de la convocatoria, y para presenciar alguna salida graciosa como esa que protagonizó un hincha ubicado en una de las plates que le gritó a Luque: "Movete...", sin saber, seguramnte, que el ex nueve de River viene de recuperarse de un grave problema de salud, y a pesar de todo quiso estar presente en el evento.
"¿Si me molesta que se haya demorado tanto en separarnos de lo que sucedió durante la dictadura? Los argentinos somos así...Yo estoy presente acá por la convocatoria que me hicieron llegar los organizadores, pero no vine a pedir perdón ni a dar explicaciones. Simplemente fui un jugador que se preparó para jugar un Mundial y que fue feliz con ser campeón", manifestó Luque.
Contra el olvido, contra las dictaduras, en el estadio de River Plate, se jugó otra final, no fue por un Mundial de fútbol, sino por la memoria.