Que la vuelta de Carlos Bianchi a Boca es un cimbronazo importante en el marco del fútbol argentino es hablar de una obviedad. Su sola presencia en el seno del club inspira respeto, ganado con trabajo que lo llevó a colocar a Boca como el club más importante del mundo entre 2000 y 2003. Es cierto que esta vuelta no es una más, con este nuevo Bianchi que se muestra en esta faceta casi inédita en nuestro medio. La posición de manager lo ubica en un lugar de intercomunicación entre el técnico y los dirigentes, cuidando los intereses económicos de la institución y con una premisa que va acorde a nuestros tiempos; si Boca no vende, no compra. La crisis también afecta a una de las instituciones más poderosas de la Argentina.
Pero hay muchas cuestiones que encierran esta contratación. Para referirnos a lo económico, se conoció desde el seno de la dirigencia que hubo algunos desacuerdos teniendo en cuenta el costo que implica contar con una de las figuras más trascendentes del fútbol nacional. Por esto, el apoyo y la decisión del presidente de la institución, Jorge Amor Ameal, resultó fundamental para el nuevo arribo del virrey de la Boca. La decisión data de noviembre del 2008, en una charla revelada por los propios protagonistas en la Conferencia de Prensa de presentación de Bianchi. En esa charla, Bianchi dejó en claro que de cumplir ese rol pretendía en principio la continuidad de Carlos Ischia como DT, más allá del resultado final del Apertura que terminó coronando a Boca como campeón, a lo cual el presidente accedió rápidamente.
El segundo punto pasa por l a relación actual entre Carlos Ischia y Bianchi, ya que el rol protagónico que de por sí cobra Bianchi en Boca más allá del lugar que ocupe es muy grande. Ambos protagonistas se encargaron de aclarar la situación y se mostraron, al menos públicamente, a gusto con la posibilidad de volver a trabajar juntos (recordemos que en el primer ciclo de Bianchi en 1998 como DT de Boca, Carlos Ischia era su ayudante). Claro está que Ischia es un agradecido del Virrey ya que lo hizo crecer a su lado, antes de su lanzamiento como técnico principal. En cuanto a esta relación, habrá que ver como fluye con el pasar del tiempo. Por ahora el clima es tranquilo entre ellos, cada uno ocupándose de lo que les toca y consensuando posiciones y gustos futbolísticos, dejando los detalles puertas adentro. Ese clima que se respira hoy se debe a algunas comunicaciones telefónicas que mantuvieron en los últimos tiempos antes de la asunción de Bianchi y la confirmación de la continuidad de Ischia como DT, aunque se sabe que no estaban hablando tan seguido en los últimos años, como solían hacerlo con anterioridad.
Otro foco de conflicto que aclaró el propio Bianchi, se refiere a esta función de manager, habitual en Europa pero nueva en esta parte del globo. Muchos afirmaban que Bianchi no conocía sobre que trataba su nuevo rol, pero hay que saber que desempeñó esta función en el fútbol francés, más precisamente en el París FC, en la temporada 1991-1992. La función es nueva en Boca Juniors, aunque se hizo un intento con Diego Maradona hace algunos años y sin contrato de por medio. La relación duró muy poco y se terminó cuando Diego adujo que sus opiniones no eran escuchadas en el club por parte de los dirigentes.
De esta manera se está armando el Boca 2009 de la mano de Jorge Amor Ameal como presidente de la institución. Según fuentes cercanas, se esperan algunas modificaciones más a partir de febrero, principalmente en la cúpula dirigencial y en algunas conducciones de las inferiores, esto último a cargo del flamante manager. Recordemos que el arribo del presidente se dio tras el fallecimiento sorpresivo del máximo dirigente en ejercicio, Pedro Pompilio, en octubre pasado. Ameal manejó las cuestiones principales del club en el cierre del 2008, y a partir de ahora se empezará a ver su mano y la toma de decisiones. El primer tiro fue certero y con mucha seguridad de su parte: el fútbol de Boca lo maneja ahora el técnico más ganador de la historia del club, Carlos Bianchi.
(*) para Perfil.com.
