Cuando el médico le dijo que lo iban a tener que operar, Luis Gómez salió corriendo del consultorio. Su obesidad le producía dolores en las rodillas, pero el miedo al bisturí era tan grande que empezó a trotar. Y podría decirse que no paró más. Ahora, este estadounidense que hace diez años vive en Buenos Aires y que llegó a pesar 105 kilos, corre 30 kilómetros por día. Acaba de participar en la famosa Maratón de Chicago y no le fue nada mal: llegó dentro de los primeros tres mil de un total de 45 mil competidores. Pero el resultado es lo de menos.