Ariel Ortega resultó hoy la figura del súper clásico . El "Burrito" condujo a su equipo a la victoria y jugó como hace tiempo que no se lo veía. Con mucha movilidad, con determinación, imponiendo desequilibrio en la maniobra individual y con claro panorama, el jujeño manejó la pelota, se mostró siempre para recibir y se hizo eje de circulación, dándole al local apostura ganadora desde el comienzo mismo del juego.
Claro que Ortega contó con el respaldo de muchos compañeros a los que también les cupo una muy buena tarde.
Esta es la actuación individual de los jugadores de River:
Juan Pablo Carrizo: casi no tuvo trabajo. Estuvo bien parado para responder un tiro libre de Morel y otro remate del paraguayo cerca del final.
Paulo Ferrari: no pasó al ataque como en otras oportunidades, por lo que le faltó lucimiento. Cumplió, aunque contó con la facilidad de que el ataque de Boca casi no existió.
Nicolás Sánchez: fue otro de los baluartes de River en su primer clásico ante Boca. Muy sólido, seguro en cada una de sus intervenciones y sin fallar nunca.
Eduardo Tuzzio: complementó muy bien a Sánchez. Firme en el juego aéreo, siempre bien parado y contribuyendo a que la última línea fuera la base de apoyo de todo el equipo.
Leonardo Ponzio: comenzó con algunos problemas, cuando por su sector se juntaban Ibarra y Palacio, pero se le facilitaron las cosas en cuanto su equipo se hizo claro dominador de la situación y ya no tuvo inconvenientes.
Augusto Fernández: jugó un buen partido, muy generoso en el esfuerzo, contribuyendo en la recuperación y soltándose para aparecer en posiciones ofensivas, constituyéndose en otras de las armas de ataque en el primer tiempo, aunque después jugó contenido porque las circunstancias no le exigían más.
Oscar Ahumada: fue otro de los hombres claves, cortando juego y saliendo con limpieza. Patrón de la mitad de la cancha a lo largo de todo el encuentro.
Fernando Belluschi: comenzó jugando muy adelantado por izquierda. Fue fundamental en la primera etapa, actor protagonista en la maniobra previa al primer gol y creándole problemas a Boca cada vez que entró en juego.
Diego Buonanotte: buen debut en el clásico mayor, haciendo gala de su manejo, juntándose bien con Belluschi y muy decidido para encarar, como en la jugada del penal.
Radamel Falcao: tuvo altibajos, aunque también resultó importante como que fue el autor del primer gol, en el cual resolvió la jugada con un estupendo zurdazo, que dejo sin posibilidades a Caranta. Obligado a jugar muchos minutos de espaldas, por momento perdió importancia, pero en el balance cabe establecer que aportó lo suyo.
Así fueron vistos los jugadores de Boca:
Mauricio Caranta: no tuvo responsabilidad en los goles y cumplió con lo suyo.
Hugo Ibarra: apuntó para lucirse en el primer tramo del juego, pero después cayó en las defecciones generales. Dejó espacio por la zona por donde se movía Belluschi y en el segundo tiempo transportó la pelota más de lo adecuado.
Jonatan Maidana: había empezado bien pero decayó rápidamente, por momentos salió sin medida y algunas infracciones lo dejaron cerca de la expulsión.
Gabriel Paletta: fue otro de los que perdió el control. Su temperamento lo traicionó y en lugar de significar un aporte para su equipo, lo dejó muy expuesto, casi siempre mal parado.
Claudio Morel Rodríguez: fue de lo más rescatable a despecho de algunas defecciones técnicas. Trató de ser salida y en el segundo tiempo inquietó por dos veces a Carrizo, con un tiro libre y con un remate desde afuera del área.
Pablo Ledesma: también defeccionó en el primer tiempo. No le encontró solución a la posición de Belluschi, ni Buonanotte, a sus espaldas, quienes se movieron con facilidad, y en la segunda parte, jugando sobre la izquierda, fue otro de los que se excedió en el traslado de la pelota.
Ever Banega: quiso suplir con infracciones la falta de criterio para ubicarse en la cancha y por un exceso suyo Boca quedó con 10 jugadores durante la mitad del partido.
Neri Cardozo: jugó con la tibieza y la inconsistencia con lo que viene haciéndolo muy seguido en los últimos tiempos y fue poco lo que aportó, por izquierda en la primera etapa y por derecha en la segunda.
Leandro Gracián: volvió a estar ausente sin aviso. Permitió que lo anticiparan permanentemente y su contracto con la pelota fue mínimo.
Rodrigo Palacio: fue el único jugador de Boca que en algún momento logró desequilibrio en el mano a mano. Pero lo suyo no alcanzó, aunque en su descargo debe señalarse la falta de compañía.
Martín Palermo: sin nadie que lo abasteciera correctamente fue fácil presa de los marcadores centrales y su participación fue nula.
Sebastián Battaglia: trató de aportar su experiencia para que Boca no terminara de desarmarse, pero que paralelamente se mostró muy impreciso con la pelota.