Después de cinco años sin acceder a una final, el seleccionado argentino de hockey sobre césped volvió a arañar la gloria jugando por la final del Champions Trophy en Quilmes, pero una vez más no pudo contra la efectividad de las holandesas campeonas del mundo y, en un partido muy parejo, cayó por la mínima diferencia y se quedó a las puertas del título.
Frente a un conjunto "naranja" que atraviesa sin dudas por su mejor momento, las dirigidas por Gabriel Minadeo jugaron de igual a igual, pero no lograron revertir la desventaja que desde bien temprano sufrieron en el marcador, al convertir Paume tras un córner corto a apenas 2 minutos de iniciado el juego.
Unas 5 mil personas presenciaron en el Estadio Nacional de Quilmes el encuentro que impidió que Las Leonas lograran un título después de cinco años, tras el campeonato mundial conseguido en Perth, Australia, en 2002.
Holanda, cinco veces ganador del Champions Trophy, confirmó la paternidad de los últimos tiempos sobre Argentina, equipo al que eliminó en el último Mundial Madrid 2006 y en los pasados Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
De todas formas, Las Leonas, que iniciaron en Quilmes un proceso de recambio generacional, cumplieron con su objetivo de volver a una final en un torneo de importancia (el Champions reúne a los seis mejores equipos del mundo), después de cinco temporadas.
Tal como lo advirtió el entrenador Gabriel Minadeo después de conseguir el pasaje a la final, una de las claves del juego sería no darle a Holanda posibilidades ofensivas cerca del círculo propio.
No obstante, Las Leonas tuvieron un descuido defensivo en el arranque y las campeonas del mundo dispusieron de dos córners cortos. En el segundo intento, Paumen recibió libre de Van As y concretó la apertura del marcador cuando el partido no había llegado a armarse.
El prematuro gol permitió que las holandesas manejaran el juego con aplomo y lucidez para elegir los caminos correctos hacia el arco rival y, al mismo tiempo, provocó que Argentina ingresara en un vértigo contraproducente para penetrar el vallado naranja.
Esa incidencia del partido puso en relieve la jerarquía del conjunto de Marc Lammers, que se mostraba sólido para contener los intentos ofensivos de Argentina e inteligente para progresar con pases largos o jugadas asociadas, especialmente, por el sector derecho.
Excepto en los últimos cinco minutos, el primer tiempo transcurrió en campo argentino y Las Leonas, debilitadas por la buena marcación sobre Luciana Aymar, tuvieron muchas dificultades para visitar el área de Holanda.
Lo mismo sucedió en el arranque del complemento, aunque con la diferencia que Las Leonas lograron plantear el partido unos metros más adelante, lo que generó que el rival esperara con cuatro marcadores en el fondo.
Empujadas por las cinco mil personas presentes en Quilmes, las chicas de Minadeo buscaron la igualdad con guapeza y el partido se tornó áspero por la rigidez del esquema defensivo adversario.
Las campeonas mundiales apostaron al contraataque para lograr el segundo tanto y a los 7m. estuvieron cerca de conseguirlo con un disparo desviado de Kim Lammers, tras el tercer córner corto del partido.
A medida que se acercaba el final, los intentos argentinos tuvieron mayor desesperación y menor claridad. En acción desprolija, Argentina consiguió su primer córner corto pero Noel Barrionuevo no tuvo la eficacia de otros partidos para su ejecución.
La ansiedad de la gente y las chicas por el empate llenó de reclamos a los árbitros. Holanda, mientras tanto, continuaba con su negocio sin inmutarse. La madurez del equipo naranja para controlar el juego en los minutos finales impidió cualquier ilusión de empatar. La imagen de Las Leonas se repartió entre el llanto y la desazón, aunque el consuelo llegó cuando el público les regaló una estruendosa ovación.
Fuente: Télam