Independiente hace equilibrio en la cornisa. Empresa difícil, muy difícil ya, la de no caerse porque, encima, San Martín de San Juan (que venció ayer a Belgrano en Córdoba) y Quilmes lo empujan hacia ese abismo llamado Nacional B. La cuestión es que Quilmes le dio vuelta anoche el partido a Arsenal, en Sarandí: lo derrotó 2-1, con goles del uruguayo Martín Cauteruccio y del defensor Damián Leyes (Jorge Ortiz había anotado el 1-0 para el local) y, en consecuencia, se aseguró, por lo pronto, que Independiente ya no lo pueda alcanzar en la tabla de promedios. Más: si el equipo que entrena Omar de Felippe saca dos de los seis puntos que le restan disputar, se salvará del descenso.
Quilmes –que venía de derrotar a Racing en un partido rodeado de sospechas– jugó el encuentro ante Arsenal como lo que era: una final del mundo. Menos con fútbol que con actitud, sin embargo. Porque Arsenal lo tenía bajo control desde los seis minutos del primer tiempo, cuando Ortiz dominó la pelota tras un rebote y, con un remate bien colocado, anotó el gol de su equipo (y, claro, de Independiente). Pero Quilmes, aun con sus limitaciones a cuestas, embistió, fue a la carga, y lo empató tras un pelotazo de Ernesto Goñi controlado por Cauteruccio, que definió a solas ante Cristian Campestrini. Ya en el segundo tiempo, Leyes, que recibió la pelota de casualidad en el área, anotaría el 2-1. Después vendrían las expulsiones de Nicolás Aguirre y Darío Benedetto y la arremetida de Arsenal con nueve jugadores, que puso contra las cuerdas a Quilmes.
Pero Quilmes se salvó anoche. Y casi del descenso.