No se escribirá en esta nota sobre el David Nalbandian tenista, el jugador respetado por todos sus pares y uno de los cinco mejores de la historia argentina. Se escribirá sobre el hombre que basurea compañeros, ridiculiza periodistas y minimiza entrenadores. El que se fue de Lyon mientras el equipo argentino de Copa Davis, ya sin chances, cerraba 0-5 con Francia, el que dos días antes había desautorizado al capitán, Modesto Vázquez , sobre una decisión que habían tomado en conjunto, el que siempre hace lo que quiere y nadie le dice nada.