Drama, récords, lluvia: nada faltó hoy a la memorable y larguísima final en la que el español Rafael Nadal cortó hoy la hegemonía que, con cinco títulos seguidos, el suizo Roger Federer ostentaba en el torneo de Wimbledon, al cabo de cinco sets para el infarto que permitieron al flamante campeón coronarse por primera vez en Londres en la que acaso fue su victoria más esperada.
Tras vencer por 6-4 en los dos primeros períodos, el mallorquín no pudo con la reacción de su rival en el tercero y el cuarto, que Federer se adjudicó por 6-7 (5-7) y 6-7 (8-10). Pero cuando la remontada del suizo parecía encaminarlo hacia una nueva coronación, un 9-7 en el set decisivo dio la victoria a Nadal, que venía de perder las dos anteriores finales del certamen ante el aún número uno del mundo.
Con cuatro horas y 48 minutos, esta fue la final más larga en toda la historia del torneo londinense. Terminó al filo de la noche londinense, a las 21:16 horas locales, después de ser interrumpido en dos ocasiones y de comenzar con media hora de retraso, alrededor de las 14:30, por la lluvia.
Hasta hoy, el récord en tal sentido lo tenía la final que Jimmy Connors le ganó a John McEnroe en 1982 por 3-6, 6-3, 6-7 (2-7), 7-6 (7-5) y 6-4, tras cuatro horas y 16 minutos de juego.
Además, Nadal se convirtió en el primer jugador en encadenar triunfos en Roland Garros y Wimbledon desde que lo hiciera el sueco Bjorn Borg en 1980. Por su parte, Federer no perdía sobre césped desde 2002, y desde entonces había encadenado 65 victorias consecutivas en esa superficie, con cinco títulos en Halle y cinco en Wimbledon.
Pero el suizo parece sufrir de un complejo de inferioridad frente al número dos del mundo, que lo ha vencido en 12 de sus 18 enfrentamientos. Sobre la arcilla, donde Nadal es casi imbatible, es lógico en cambio que Federer no pueda enfrentándolo, aunque nunca que Nadal lo derrote por 6-1, 6-3 y 6-0 como sucedió hace un mes en Roland Garros.
Sin embargo, como el mismo español advirtió ayer, mucho menos esperable era que el suizo cayera sobre un tipo de piso al que su juego se adapta a la perfección. De hecho, Federer no había cedido ni un set en todo el torneo y sólo había concedido dos breaks.
El mallorquín aplicó la misma táctica que en sus victorias en tierra batida. Avasalló a Federer con su revés y con su gran derecha, mientras su rival cometía demasiadas faltas intentando llevar la iniciativa desde el fondo de la cancha.
Tras la primera interrupción por lluvia, el suizo sacó su mejor tenis para adjudicarse el tercer set. Las dos últimas mangas fueron extraordinariamente reñidas, con golpes increíbles por ambas partes. El suizo levantó dos bolas de partido en el tie-break del cuarto set, pero el español logró imponerse en el set decisivo gracias a un break crucial a 7-7, concluyendo en su cuarta bola de partido.
Por ahora, en definitiva, Federer seguirá siendo el número uno como lo es sin interrupciones desde 2004, pero Nadal, que en cualquier otra época habría llegado ya probablemente a ese sitial, se va así de Wimbledon a sólo 545 puntos del primer lugar y cada vez más cerca de correr de allí al suizo.
Fuente: DPA y AFP.