DEPORTES
rugby femenino

Un boom que ya es imparable

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Para todos y todas. En latinoamérica cada vez hay más jugadoras, a pesar de la falta de apoyo. | prensa uar

El rugby femenino comenzó a ser un boom en toda América latina. Bárbara Pichot, Coordinadora del Rugby Femenino en Sudamérica, explica que un concepto que debe desterrarse es el de “rugby femenino”. “No existe el deporte para un género, acá lo que importa es el compromiso y la dedicación para querer jugar”, afirma.

En relación a la situación del rugby en Argentina, Pichot desarrolla: “Nosotros tenemos una infraestructura de clubes mucho más grande que países de Centroamérica, pero ellos a pesar de las limitaciones practican este deporte porque es económicamente viable. Solo se necesita correr y una pelota”.

El problema principal para Pichot se encuentra en lo arraigado que está en la cultura argentina el concepto de rugby como un deporte de “clase”. “El rugby femenino no es de elite, todo lo contrario. El gran problema es que no hay un incentivos del Estado para su desarrollo”. 

Pichot tuvo la posibilidad de viajar y realizar encuentros vía Zoom con equipos de Latinoamérica para poder abordar las dificultades de las mujeres, por lo que concluye: “Para poder cambiar la situación de este juego se necesita cambiar la cultura y esto lleva décadas de trabajo. Pero aún así hay personas que ni se imaginan que todos podemos jugar al rugby, y ni hablar de que incluso desde chicos existe la posibilidad de jugar mixto”.

Latinoamérica. La selección de Paraguay, llamada “Las Yacarés”, ganaron en noviembre de 2020 la medalla de plata en el torneo Valentín Martinez disputado en Uruguay.

A partir de la última victoria del equipo paraguayo, la Secretaría de Deportes comenzó a brindar aportes para su desarrollo. Lucero Viveros, la capitana del equipo paraguayo, cuestiona: “Es algo que se debería haber hecho hace varios años”, y agrega: “Con mi camada empezamos en una cancha donde ni siquiera había pasto, teníamos que tomar agua de la canilla. Hoy en día estamos jugando en un estadio, salís y encontrás agua mineral en una botella. Pero creo que esto no tendríamos que haberlo esperado tanto. Hay una frase que yo siempre utilizo, y aún más desde que el año pasado cuando pudimos posicionarnos como segundas en Sudamérica, que es, ‘quereme para ganar, no me quieras cuando gano’”.

Esta problemática de falta de incentivo al rugby femenino ocurre en toda la región por tratarse de un deporte amateur, donde la atención se encuentra acaparada por los hombres.

Michelle Flores Cordero es rugbier de la selección peruana y fue premiada como Mejor Jugadora Sudamericana de Rugby en 2020. “Aquí no llegamos ni a quince clubes en todo el país, hablando solo de femenino. Estamos en desarrollo, pero lo que más nos sirvió fueron los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde se hizo un poco más conocido el deporte y los padres comenzaron a mandar a sus hijos a los cursos de verano”, explica Cordero.

La falta de semilleros en rugby femenino es lo que explica que la mayoría de las mujeres que comienzan a practicar este deporte lo hagan después de los 18 años. En Uruguay por ejemplo existen solo 10 clubes con rugby femenino y tan solo dos poseen categorías para niñas y adolescentes menores de 18 años.