Detrás de la superfinal, de las horas de televisión y de radio, de las decenas de notas en diarios y portales, detrás de esta fiebre monotemática por Boca-River/River-Boca que sobrevuela la Argentina y que llega hasta países como Omán, Racing descansa y sonríe: el líder de la Superliga quedó mediáticamente relegado por la definición de la Copa Libertadores, pero sigue ahí, avanzando y estirando la distancia con los dos clubes más poderosos del país.
Dentro del club reconocen que están en una suerte de “mundo paralelo”. Y que aunque la superfinal de la Libertadores le baja el precio a la gran campaña que está haciendo el equipo de Eduardo Coudet, también lo beneficia porque todos están mirando para otro lado mientras Racing se escapa. “Puede ser que nos ayude que estén enfocados 100% en la otra competencia y pongan suplentes. Pero más allá de eso, nosotros tenemos que seguir sacándoles diferencia a estos dos rivales que, por historia y por capacidad de sus planteles, siempre pelean arriba las ligas locales. Depende de nosotros”, le dijo Lisandro López a PERFIL hace dos semanas.
Este eclipse superclásico que se montó sobre Racing llegó a su punto más visible el domingo pasado, cuando la primera final se disputó casi en simultáneo con el encuentro en que Racing le ganó a Gimnasia en La Plata. En ese mismo instante ocurría algo curioso: al puntero del campeonato lo estaba viendo por televisión muchísima menos gente de lo que ocurre habitualmente. “Frente al Boca-River, los números fueron negativos”, le confió una persona de TNT Sports a este diario.
A pesar de ciertas especulaciones, sobre todo luego de que se reprogramaran dos partidos de ese mismo domingo (por razones de seguridad, Huracán-Godoy Cruz y Vélez-San Lorenzo se pasaron para el lunes por pedido de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires), el presidente de Racing no hizo ninguna gestión para cambiar el horario de la visita al Bosque platense. Y la Superliga, como se encarga de enfatizar su presidente, Mariano Elizondo, no quiso tocar ni el día ni el horario de Racing, a pesar de que todos sabían que iba a bajar de manera sustancial el rating.
“Los hinchas no querían que cambiaran el horario. El hincha que está muy pendiente de Racing expresaba en nuestras redes sociales que no quería ningún cambio”, dicen desde adentro del club para fundamentar la postura del presidente.
Lo cierto es que en el interior del plantel saben que la superfinal puede fortalecer este gran momento del equipo. “No somos menos que Boca y River. Somos punteros porque nuestros números son altísimos, no tiene que ver con que ellos jueguen la Copa”, aseguró la semana pasada el arquero Javier García en el diario Olé. Una manera elegante de transformar lo que puertas adentro repiten en el plantel: “Que River y Boca se maten en esta superfinal, que nosotros vamos por otro lado”. O dicho de otro modo: aprovechar que todos están mirando otro canal. Así, cuando vuelvan a sintonizar la Superliga, que Racing esté tan lejos que nadie pueda alcanzarlo.